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Crónica personal

Pilar Cernuda

Moratinos y el Magreb

MIGUEL Ángel Moratinos se mueve como pocos en la política del Magreb, es amigo personal de quienes mandan y de quienes están en la oposición y nadie olvida en Marruecos, Túnez, Argelia e incluso en Mauritania -más abajo en el mapa pero más cercana a esos tres países que a los que le rodean- su trabajo como embajador de la Unión Europea, donde destacó como negociador incansable en asuntos muy delicados.

Sin embargo, el ministro se encuentra ahora con problemas de difícil solución, porque Zapatero ha mantenido una política condescendiente con Marruecos que ha dado insospechadas alas al rey Mohamed; y en Mauritania el islamismo más radical se ha asentado gradualmente sin que el presidente Abdelaziz haya podido evitarlo.

El secuestro de tres españoles cooperantes es una noticia inquietante, porque ni siquiera la mejor diplomacia puede dialogar con terroristas de la catadura de quienes se mueven en los círculos que tienen a Ben Laden como líder y como ejemplo a seguir. Podríamos recordar que el auge del terrorismo en la zona obligó hace dos años a cancelar para siempre el rally Paris-Dakar. Los mauritanos no pudieron impedir las amenazas de Al Qaeda a una prueba deportiva que era el único acontecimiento del año que beneficiaba a una tierra paupérrima.

Caso muy distinto es el de Aminatu Haidar, la ciudadana saharaui con residencia en España que fue expulsada de Marruecos por sus actividades políticas y enviada en un avión, contra su voluntad, a las islas Canarias. Haidar se encuentra en huelga de hambre con riesgo de su vida y culpa al Gobierno español de haber permitido su expulsión y no autorizarle a regresar a su país. Tiene razón, así se han desarrollado las cosas. Exteriores le ha ofrecido de todo -asilo político, pasaporte español- excepto lo que ella quiere: permiso para volar a su país y encontrarse con sus familiares y amigos. Y es evidente que en la postura del Gobierno influyen las conversaciones que se han mantenido con las autoridades marroquíes, que ven en Haidar a una activista peligrosa porque sus reivindicaciones afectan a lo que más preocupa al Rey Mohamed VI: el futuro del Sahara. Marruecos considera que la antigua colonia española es una provincia marroquí mientras que los saharauis, entre ellos Aminatu Haidar, tienen la convicción de que se trata de un país independiente.

Para el Gobierno es complicado prestarle la ayuda que ella exige, porque significaría enfrentarse a un Mohamed que bajo ningún concepto asume que los saharauis tienen identidad propia. Y si Aznar sufrió en sus relaciones con Marruecos por apoyar las tesis de la ONU sobre el Sahara, Zapatero apostó por mantener buenas relaciones con el rey de Marruecos, aunque eso signifique dejar de lado el problema del Sahara.

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