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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Morderse la lengua sin poder

Compareció Chaparro en público con intención de no hablar del Betis y la verdad es que no lo logró del todo

COMPARECIÓ en público por vez primera tras su destitución y quiso morderse la lengua, pero el subconsciente fue traicionándole hasta dejar una declaración de intenciones que habla bien a las claras de su beticismo. Paco Chaparro ha sido una víctima más de la situación, pero dice a boca llena que volvería al Betis fuese como fuese la situación. Y lo dice cuando su destitución sólo tiene un mes de vida, pero un mes tan intenso que en él ha soportado de todo, incluso que Emana, un futbolista que él recomendó, dijese que con Nogués vivía más feliz, incluso eso. Como puede verse, un mes de lo más rico en aventuras.

Se remontó Chaparro a su más pujante juventud, aquel tiempo en que el Betis también llevaba de nomadeo a sus escalafones inferiores. Entonces era el campo de los Salesianos de Triana el potrero donde iban surgiendo jóvenes talentos como Rogelio, Quino, Dioni, Cristo, González o Demetrio o corajudos como Antón o Telechía. Todo, bajo la mirada de un joven Alberto Tenorio. Ya no está el gran Alberto en activo, pero las condiciones son similares y hasta parece que el tiempo no pasó por el Betis y, sobre todo, por sus circunstancias. De todas formas, y a pesar de los agravios, Chaparro aplazó lo de morderse la lengua para dejar bien claro lo que significa el Betis para él.

Lógicamente no dejará de morderse la lengua hasta que los pagarés conque le saldaron el finiquito sean efectivos. Seguirá dale que te pego para que la húmeda no se desboque porque la caridad empieza por uno mismo, madre no hay más que una y a ti te encontré donde te encontré. De todas formas y aunque digan que no tiene bien asumido su cese, la verdad de esta película es que Chaparro ha sido víctima de una situación que él contribuyó a mejorar en algunas ocasiones y a empeorar en otras. Un mes después de su sustitución, el trianero apareció en público, quiso morderse la lengua y lo consiguió, pero no todo lo que él hubiese deseado.

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