DE nuevo nos encontramos con ese fenómeno que les rompe los esquemas a los entendidos del marketing: un restaurante que se ubica en un sitio que durante mucho tiempo ha estado asociado a movida, a suciedad, sitio oscuro, nada atractivo. Enfrente del Círculo de Labradores, pero, a priori, nada atractivo. Pero en ese rincón está germinando, y con esfuerzo, un restaurante para mí nuevo: El Mordisco.

El nombre me gusta, gastronómicamente muy acertado. Incita a degustar. El local tiene una buena barra y un amplio y moderno restaurante. Correctamente atendido y con una buena dirección desde la barra. El día que fui estaba tranquilo. Me caben dudas de que los días que está lleno atiendan tan bien, ya veremos. Tienen una buena bodega, bien surtida de Agustín Torrelló. Prueben a tapear un día con este cava bien frío. Toda una experiencia.

El tapeo en la barra es realmente bueno: los huevos rellenos con salmón ahumado y caviar son un mordisco glorioso. Les encantarán las gambas al ajillo, de presentación y sabor muy originales. Tienen dos tipos de croquetas que les hacen sombra a las de Casa Ricardo, la de gambas es buena, pero la mejor es la de morcilla, dicen que es de Burgos, a mí me caben dudas y pienso que son de Murcia, en todo caso otro gran mordisco. Prueben los mejillones escabeche caseros, flojos de sabor y de carne, pero distintos. Mejorables. Magníficos los espárragos verdes con bacón y crema de provolone, en su punto.

Aunque les parezca que es cocina de diseño o minimalista, les aseguro que nada más alejado de la realidad y si no, pidan el bacalao dorado o el lomo de atún con cebolla confitada y crema de oloroso. ¿Sigue con dudas? Pruebe entonces y disfrute con las patatas al ajo y los huevos estrellados.

La cerveza es floja, pero se redimen con una maravillosa crema de cabrales con frutos secos y a la sidra.

Mordisco de punto y seguido. Buen sitio, espero que no se lo crean y que de irles tan bien mueran de éxito.

Mientras sí o no, disfruten y mordisqueen.