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El Museo de la Universidad

Es el mejor instrumento para que la gran institución docente refuerce su identidad

Hace unos días el profesor Luis Méndez lanzaba en este diario la idea: la Universidad de Sevilla debe tener su museo. Y estoy completamente de acuerdo. Cuando hace pocos años cambiaron de sede algunas facultades del edificio de la Fábrica de Tabacos, se perdió una primera oportunidad para instalarlo en el noble edificio de la calle San Fernando, que es donde debe estar, en mi opinión. Pero ahora, con la idea lanzada, lo que hace falta es incluirla en los planes de actuación para darle forma y lugar.

Porque los contenidos no tendrán problema, dado los importantísimos fondos artísticos, científicos y patrimoniales que posee la Universidad de Sevilla, que ha ido creando y consolidando con su labor desde su fundación en los inicios del siglo XVI. Así como poder dar a conocer la galería de personalidades del derecho, la cultura y la ciencia que han dado clase entre esos muros y los notables alumnos que han salido de sus aulas para prestigiar la institución en cualquier lugar donde hayan realizado su labor.

Lo más importante de la idea de crear un Museo de la Universidad es el concepto mismo. Es el mejor instrumento para que la gran institución docente refuerce su identidad, su pertenencia a una ciudad, sus vínculos con la sociedad sevillana y con la comunidad científica, artística y empresarial. Y que los sevillanos y los propios alumnos sean de donde sean, puedan apreciar en toda su importancia el presente de nuestra universidad y, por supuesto, su futuro a través de un mejor conocimiento de su pasado. Y por añadidura todos los demás visitantes de Sevilla, sin que la visita turística tenga por qué alterar la vida docente.

El primer protagonista de ese posible museo es el propio edificio de la antigua Fábrica de Tabacos. Con su propia historia y la de sus mitos como el de Carmen y las cigarreras. Les aseguro que es un auténtico privilegio.

Atravesar esos patios, galerías y escaleras tanto para dar clase como para recibirlas. Se siente uno vinculado a la historia y a la singularidad de una arquitectura y una ciudad. Aunque en la actualidad la mayoría de la docencia se imparta en edificios y aulas especializadas, en las ocasiones importantes, como por ejemplo lectura de tesis o de trabajos fin de máster, que esos actos puedan celebrarse en el edificio de la Fábrica de Tabacos magnifica la ocasión y le da toda la relevancia y significado que tienen.

Y más en un tiempo en que parece que los rituales han dejado de tener importancia. Es emocionante asistir a esas ceremonias en el noble edificio cuando un alumno ha conseguido alcanzar las más altas calificaciones o reconocimientos universitarios por su propio esfuerzo, pasando a formar parte de todos los que ya lo hicieron y los que lo conseguirán en el futuro. Eso es la historia de una comunidad. Y ese puede ser uno de los objetivos de un Museo de la Universidad de Sevilla: unir en un mismo lugar historia y futuro de una de las más nobles instituciones que hemos sido capaces de crear.

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