DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Necesitamos a Mr. Proper

Está bien que Muñoz vista de chaqué o del arcoíris, pero sobre todo debe colocarse el mono de Lipasam

Lo hemos visto lucir modelo casual en el día del Orgullo Gay o en el Soto Sinfónico, también chaqué en los actos de la Sevilla capillita. Quizás nadie como él ha comprendido que nuestra ciudad es una mezcla de Babilonia y Jerusalén, un girigay poliédrico y complejo, por mucho que algunos se empeñan en reducirlo a un simplismo dual. Sin embargo, todavía no hemos visto a Antonio Muñoz con el mono de Lipasam, quizás un traje que debería colocarse con urgencia si no quiere que la porquería termine engullendo su carrera política. Sólo hay que echar un vistazo a las redes y los medios para darse cuenta que el tema de la semana vuelve a ser lo sucia que está Sevilla. ¿Es culpa exclusiva del Muñoz? No ¿Es responsabilidad suya? Sí. El tema uno del manual Cómo ser un buen alcalde en diez simples lecciones no es otro que el de la limpieza de calles, plazas, adarves, bulevares, collaciones, barrios, barriadas y barreduelas. Porque la pulcritud es la prueba definitiva de que una ciudad funciona en su conjunto, al igual que un ejecutivo efectivo siempre presenta un aspecto aseado.

Sabemos de sobra que el problema de la limpieza de Sevilla es histórico y complejo. Antonio Muñoz es consciente y ha puesto a Lipasam a darle vueltas al asunto. Si limpia Sevilla tendrá más que garantizada su convalidación como alcalde en las urnas. Pero son muchos factores los que intervienen. Destaquemos tres. El primero es la falta de educación cívica. No es que los sevillanos tengamos en gen del guarro, pero sí que en gran medida aún no hemos interiorizado que la calle es una extensión de nuestra casa y a todos nos corresponde cuidarla. Habrá que hacer una pedagogía más imaginativa y activar sanciones para los gorrinos más contumaces. El segundo factor es el mal funcionamiento de Lipasam. Es evidente que algo está fallando: los métodos de trabajo, la tecnología usada, una plantilla desmotivada... Lo que sea, pero urge detectar los yerros cuanto antes y, sobre todo, enmendarlos. Y, finalmente, el tercer factor son los errores a la hora de elegir los materiales con los que se urbanizan las calles, que nos dejan esas estampas de los pavimentos churretosos, con una porquería incrustada que ya nunca desaparecerá.

Un alcalde debe tener algo de Mr. Proper, pues parte de su prestigio siempre descansará en la limpieza de la ciudad que administra. Podemos perdonar que la urbe no esté a la vanguardia de Europa, pero no el que vayamos andando por la calle entre porquería. Es desolador y sonrojante. Está bien que Antonio Muñoz se coloque el chaqué o el mantón gay, pero sobre todo debe vestir el glorioso uniforme de Lipasam.

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