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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

La esquina

José Aguilar

Necrófagos incestuosos

SUENAN demasiado fuertes, el sustantivo y el adjetivo del título, pero no se me ocurren sinónimos más exactos para definir la esencia de ese programa de televisión que pone en contacto a personajes famosos ya difuntos con alguno de sus familiares vivos. ¡Y tan vivos!... Más allá de la vida se llama, y ahora están grabando su segunda temporada.

El programa es simple: una sesión de espiritismo. Va Raquel Mosquera, peluquera famosa -famosa por ser viuda de un famoso por méritos propios- y se comunica con su esposo, el boxeador Pedro Carrasco, que murió hace nueve años. Y quien dice Raquel Mosquera dice Amador Mohedano, que asegura haber encontrado la paz tras protagonizar el programa en el que recibió al espíritu de su hermana, Rocío Jurado. Y quien habla de Mohedano habla de Julián Contreras, ignoto joven que contactó con su madre celebérrima, Carmina Ordóñez, gracias a Más allá de la vida, y desde el más allá Carmina le dijo que no se marchó voluntariamente al otro mundo. Se intenta convencer a Belén Esteban de que se someta al experimento.

¿Cómo consiguen el milagro de la conexión ultramundana con sus seres queridos? Pues a través de una médium británica, que posee desde chiquitita un don especial para estos menesteres y lo alquila -el don- a la cadena berlusconiana por doce mil euros la sesión. Está en su papel. Los que no lo están, según creo yo, son los parientes de los muertos que se prestan al espectáculo. Por dinero y por salir en la tele. Si lo hicieran porque creen que los muertos son capaces de comunicarse o porque en su rechazo a aceptar la pérdida del ser querido se obstinaran en negar la evidencia de su muerte, sería un problema psiquiátrico. Cada cual convive con sus fantasmas como buenamente puede o quiere. Pero no. Éstos lo hacen cobrando.

Como es obligado en televisión, el caché de los invitados es variable. Los hay de 3.000 euros, los más anónimos, y los hay de 12.000, los considerados más mediáticos (esos que salen mucho en los medios de masas por una razón: porque salen mucho en los medios, o porque salían mucho en los medios esos marido, madre o amante que les hablan desde ultratumba). Estos necrófagos de relumbrón ganan lo mismo que la intermediaria. Equitativo reparto de los beneficios de cada sesión. Lo que comparten todos ellos es que ninguno acude por lo privado a que un médium alivie su desesperanza, sino que todos exhiben en público sus sentimientos y soledades. Que toda España se entere.

Se podría hablar de necrofagia porque se alimentan espiritualmente de gente que ha fallecido, y puesto que esta gente muerta perteneció al círculo más íntimo de los participantes, también de alguna manera devoran a sus allegados. Canibalismo en familia.

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