Simplemente se trata de hacer un pleno que sirva para acrecentar el bien ganado prestigio y para también engrosar la tesorería. Va el Sevilla a un sitio idóneo con el que conservar el paso de oca exhibido hasta la fecha, ya que en el flojito grupo que le tocó en esta fase no desentona el Apoel chipriota. Por lo tanto dudar de que la tropa de Lopetegui va a redondear un seis de seis no tiene cabida y quizá la única duda será cuánta la diferencia.

Diferencia de goles se entiende y que podría servir para que este Sevilla tan sólido rentabilice mejor cuanto crea y cuanto ocasiona en el área rival. Quizá su actual potencial en el campeonato doméstico se haya basado más en la eficacia en el área propia que en la ajena. No se corresponde la cifra de puntos con la de goles conseguidos y este desigual pulso con los chipriotas bien pudiera servir para ir aclarando conceptos en vanguardia y afinando la puntería.

Lógicamente, el Sevilla que vamos a ver hoy en el estadio GSP de la capital chipriota no tendrá mucho que ver con el que salte a vérselas el domingo con el Villarreal, por lo que tampoco vamos a estar ante una inapelable prueba del nueve. Y saliéndonos de lo meramente futbolístico, aclaremos que el lugar donde va a librarse este pleito será el estadio GSP de Nicosia, la mayor capital de Chipre y única ciudad del mundo que se mantiene dividida en dos, la parte griega y la turca.

Las rotaciones van a estar a la orden del día, pues en este compromiso europeo, todo el pescado está vendido, con el Sevilla liderando el grupo tras haberse manejado por él a gorrazos. Desde la portería al extremo zurdo, las variaciones serán numerosas, con lo que adquiere el partido un carácter de trámite indiscutible. En juego sólo el prestigio y el dinero y conseguidos todos los objetivos en la competición fetiche, lo de hoy sólo tiene una incógnita, ¿por cuánto ganará el Sevilla?