La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Nostalgia de aquellos socialistas cítricos

Javier Fernández, futuro líder del PSOE de Sevilla, apoyó en 2012 la lista liderada por Limones y avalada por Naranjo que perdió y dio pie al inicio del susanismo

Javier Fernández

Javier Fernández / M. G. (Sevilla)

Mi Juan (Espadas) acaricia ya que en el congreso del PSOE de Sevilla, la agrupación provincial tradicionalmente considerada de mayor peso de España, haya una sola candidatura. Que ya se sabe que los partidos con pluralidad de listas se quedan como las hermandades: con heridas por muchos años. Y eso de coser heridas es un cuento. ¿Recuerdan aquella que dijo que tocaba coser en el PSOE? Quiso hacer del partido el costurero de la... reina. Y acabó echada por los suyos, que los de uno son siempre los que te firman el despido. Pues mi Juan, decíamos, ha bendecido en la sombra a Javier Fernández, alcalde la Rinconada que encadena mayorías absolutas y que fue sucesor en el cargo de Enrique Abad. La bendición en privado se aprecia con claridad en quienes ya han hecho público su apoyo a Fernández. Desde el teniente Cabrera, muñidor de mi Juan en Sevilla para las primarias andaluzas, hasta los alcaldes de Alcalá de Guadaíra, Camas, Utrera..

Fernández tiene un buen perfil. Es el típico caso de político, como José Luis Sanz en Tomares, que lleva años de alcalde y que controla el municipio a unos niveles que le generan sopor. En 2012 quiso dar un paso importante para ganar fuerza orgánica, que es la que te lanza a los cargos, que ya se sabe que sin el partido no hay paraíso. Fernández en aquel tiempo se alistó en la candidatura de los cítricos, que así se bautizó a la liderada por Antonio Gutiérrez Limones, todavía alcalde de Alcalá de Guadaíra, y Evangelina Naranjo, entonces consejera en el Gobierno de Chaves. Los cítricos obtuvieron importantes apoyos, como Monteseirín, Rodríguez de la Borbolla, Toscano, Manuel del Valle, Gómez de Celis, Demetrio Pérez... Pero se quedaron en un muy respetable 37% de apoyos entre los delegados de aquel congreso. ¿Y quién ganó? Ella, Susana. Fernández entonces se recluyó en la Alcaldía hasta hoy.

Militó en una suerte de susanismo light, lógico por otra parte, pues había que entenderse y rápido con quien mandaba en el partido y acabaría mandando mucho más en poco tiempo. Los cítricos se diluyeron, como perdedores que fueron del congreso. No era un mal equipo ni mucho menos, pero Susana venía de ser una férrea secretaria de Organización del partido, el cargo que mejor se adapta a su verdadera vocación. Yen poco más de un año se alzó hasta la presidencia de la Junta y la secretaría general del PSOE andaluz. Todo indica que uno de aquellos cítricos alcanzará ahora la secretaría general del PSOE sevillano, un paso más en el proceso de desguace del susanismo. La noria de la política nunca se para. Las mismas guerras con guerreros en diferentes posiciones y en nuevos bandos.

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