la tribuna

Abel Veiga Copo

Nuevo socialismo

PERO ¿cuál es el proyecto de ese socialismo? Nos venderán el sucesor de Rodríguez Zapatero. Viejos rostros, miembros de un gobierno que eclipsó el presente y el futuro no sólo de España, sino también de un partido que es vértice de la democracia y hoy atraviesa un desierto de ideas, de formas, de líderes, de críticos y de programas. La socialdemocracia en Europa, probablemente el único lugar donde existió alguna vez, vive sus horas de declive más graves. A pesar de los nada despreciables siete millones de votos, el socialismo de hoy no es el socialismo de los años ochenta, tampoco noventa.

Dejemos la demagogia estéril y la alharaca fácil, un proyecto de nuevo socialismo hay que concretarlo, no blasonarlo en discursos propagandísticos con el auditorio ganado. Hacen falta ideas, contrastes de las mismas, críticas, reflexiones, debate, adopción de modelos, y esto no lo hará el próximo congreso socialista. Ése será el de la sucesión, pero una sucesión huérfana por dentro y tratando de sobrevivir en el poder.

¿Por qué la sociedad ha dado la espalda al socialismo y máxime al partido que nos ha gobernado durante siete años? Todos lo sabemos, el divorcio ha sido duro, la crítica de sus propios votantes los ha devorado. Contradicciones internas, arrogancia comunicativa, torpeza en la gestión, y sobre todo, la sensación que desde mayo de 2010 ya nos gobernaban desde Bruselas. Cuatro millones y medio de votos perdidos no es algo para no tomar en cuenta. Es una dosis amarga de realismo, de aviso y advertencia. Por ese camino no, es lo que les ha dicho la ciudadanía recriminando y responsabilizando sólo electoralmente en las urnas.

Fuera de la coreografía orquestada, simplona y deliberada, como es el gesto calculado de presentarse una de las dos candidatas en un pueblo almeriense, a pesar de su acendrado perfil catalanista y a veces soberanista, el socialismo debe abrirse, debe buscar en sus entrañas, debe regenerar discurso y plan de acción, adaptarse a una realidad cambiante, la que les ha desalojado del poder, en toda España prácticamente, y en toda Europa.

Debe perder el miedo al debate, a la apertura cierta y real del partido hacia fuera, atrapar a una parte de la sociedad con un mensaje más humilde y objetivo, cierto y real. Debe concretar y no generalizar, debe objetivar y no perderse en la ambigüedad y debe buscar un líder, una persona con liderazgo capaz de aglutinar, de transmitir confianza y credibilidad, tanto interna como externamente. Ser un referente que convenza y no una correa transmisible de vanas y efímeras ocurrencias e insensateces. No es este país ya para insensatos e irresponsables, aunque lo haya sido o parecido demasiado tiempo.

Si algo cualesquiera de los dos candidatos a primarias por ahora destapados, y salvo que los alcaldes de Toledo y Soria se atrevan a dar un paso al frente, han de agradecer al anterior secretario general es que éste laminó a todos y cada uno de los barones socialistas regionales. Aquellos hombres, compañeros del primer Felipe, tras Suresnes, han dejado paso a secretarios regionales más discretos, menos ideologizados, con menor conexión con la ciudadanía y más etéreos en el programa y proyecto socialista.

Piénsese comunidad por comunidad, Galicia, donde el próximo mes los socialistas gallegos se tirarán incluso los trastos a la cabeza, Asturias, sin referente, Cantabria, País Vasco, veremos qué sucede con el Gobierno de Patxi López el año próximo, Cataluña en plena ebullición en una travesía en el desierto que no ha hecho más que empezar, en Aragón donde ya se cuestiona y trata de apartarse a Marcelino Iglesias, las dos Castillas, donde no levantan cabeza, Madrid, ausente de referente y liderazgo, Valencia y Murcia tras cinco mayorías absolutas de los populares murcianos, Extremadura, donde Vara no ha dado el paso al frente que muchos pedían para la secretaría y Andalucía donde todo parece abocar al final político de Griñán.

Mas ¿qué es eso de proyecto de nuevo socialismo? Renovación de líderes, y cuanto antes mejor, faltan ya menos de cuatro años. Y así sólo perderán el tiempo. Proyecto, ¿cuál, cómo, con qué contenido?, nuevo, ¿de qué novedad estamos hablando?, socialismo, ¿cuándo un socialismo o socialdemocracia que cale en la sociedad, que ofrezca alternativa a las políticas neoliberales conservadoras que imperan hoy? Y que además, sea sensible a los problemas de los ciudadanos y regenere el estado de bienestar. Difícil meta, muy difícil. Pero los socialistas sólo decidirán en una huida adelante, entre lo mismo y lo mismo, continuismo, ese es el drama.

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