La crónica económica

Nuevos tiempos, nuevos usos

ES razonable pensar que un trabajador utilizando una maquinaria moderna saque menos trabajo adelante que otro sin ella? ¿Podemos imaginar que un agricultor trabajando con un arado fuese más productivo, labrase más superficie de terreno en el mismo tiempo, que con un tractor? De entrada cuesta trabajo creerlo, la lógica y la experiencia nos llevan a pensar que al utilizar una maquinaria o unas herramientas más sofisticadas se saca más trabajo adelante en el mismo periodo de tiempo.

Salvando las distancias, esta situación se está produciendo en muchos sectores de nuestra economía. Las empresas y las administraciones públicas invierten muchos millones en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y el aumento de productividad esperado, y subrayo lo de esperado, no se percibe en las estadísticas.

Hace 20 años, el Premio Nobel de Economía, Robert Solow, afirmaba que "nos encontramos ordenadores por todas partes excepto en las estadísticas de productividad". Esta categórica afirmación es la conocida como Paradoja de Solow o Paradoja de la Productividad. De hecho en el país que se realizó esta afirmación, Estados Unidos, durante los años 70 y 80, se apreció una notable caída de su productividad coincidiendo precisamente con una fuerte implantación de las TIC.

¿Qué explicación se le da a este fenómeno? Como suele suceder en temas de economía se encuentran muchas y variadas. Unos autores piensan que se esperan aumentos de productividad en un plazo de tiempo más corto del razonable. Los trabajadores y los usuarios necesitan adquirir soltura en el manejo de las nuevas tecnologías y eso hace que no se aprecie el resultado de una manera clara e incuestionable. De algún modo hay un proceso de adaptación que es imprescindible contemplar.

También hay quien plantea que no sólo se trata de instalar tecnología en las empresas, que hay que preguntarse antes si la tecnología que instalamos es verdaderamente adecuada para el trabajo que se desempeña. Puede ser que la empresa quiera matar moscas a cañonazos y se gaste muchísimo dinero en tecnologías que crean problemas y generan costes en vez de aportar soluciones.

Otra línea de pensamiento, la de la Reingeniería de Procesos, sostiene que con introducir tecnología en las empresas no ganamos nada sin revisar antes los procesos o circuitos de trabajo. Para que nos entendamos, si una empresa se limita a dotar un puesto de trabajo con un ordenador y no se analizan las tareas que se realizan en ese puesto y cómo se relaciona con el resto de la organización, de poco va a servir la inversión que ha realizado.

He dejado para el final la explicación que contempla la vertiente humana de la organización. ¿Sirve de algo la tecnología más sofisticada y costosa si nuestros empleados están insatisfechos? Un reciente estudio elaborado por la Universidad Carlos III de Madrid sostiene que el aumento de la productividad pasa por iniciativas como implantar horarios flexibles, cambiar sistemas retributivos basándolos en resultados o buscar la fidelización del trabajador. Con respecto a esto último, parece ser que sólo el 25% de los trabajadores están satisfechos y permanecerían en el puesto de trabajo.

Como todos los asuntos económicos, la problemática de la productividad es poliédrica y cada uno ve el lado que más le interesa. Es imprescindible que podamos darle un enfoque correcto a este problema y poder así mejorar nuestra competitividad.

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