Doble fondo

Roberto Pareja

Obnubilación colectiva

APodemos ya le han llamado de todo, para bien y -con más repercusión- para mal. Da la sensación de que a su legión de ilustres enterradores les encantaría incluso rematarle con la pala al muerto en la cabeza mientras se le sube cada vez menos vertiginosamente a las barbas al bipartidismo. Le está frenando el florecimiento de sus miserias, el más socializado patrimonio natural de la humanidad, esas zonas oscuras que nuestra memoria selectiva se empeña en arrumbar gracias a nuestro sentido más acentuado: el de supervivencia. Que naturalmente tiene su máxima expresión en los partidos políticos, dispuestos a casi todo con tal de mantenerse en el poder. O de turnarse. O de alcanzarlo.

Dando esto por sentado, más allá de creerse puerilmente que entre la gente (por llana que sea) no hay gentuza (del negro al negrero muchas veces sólo hay una diferencia, la oportunidad), este fenómeno, el de Podemos, nos tiene a todos obnubilados. A todos. Porque a unos les resulta deslumbrante y les cautiva, en su calidad de genuino catalizador de su indignación con el dios bifronte (PP-PSOE). Y porque a otros les ofusca y confunde, con esa paulatina reformulación y remoderación para no espantar los peces del gran caladero electoral, los del centro. Y, por supuestísimo, con su espectacular ejercicio de moderación e indulgencia con el chavismo.

Aunque no es menor la obnubilación que producen, por poner un casto ejemplo, la monarquía saudí o el presidente egipcio, tan reverenciados por nuestras autoridades. El petróleo y la caña a los islamistas radicales son las obvias razones. Como dijo Roosevelt sobre otro dictador, Anastasio Somoza: "Es un hijo puta, pero es nuestro hijo puta".

¡Obnubilación al poder!

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios