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La ciudad y los días

carlos / colón

Occidente sin corazón

ANTEAYER secuestraron a ocho niñas de entre 12 y 15 años. El 14 de abril secuestraron a 223 jóvenes de entre 17 y 18 años que van a vender como esclavas. "Yo secuestré a vuestras hijas y pienso venderlas en el mercado en el nombre de Alá… Ya había advertido que la educación Occidental debía acabarse", ha dicho Aboubakar Shekau, líder del grupo islamista nigeriano Boko Haram (la educación Occidental es pecado) -también conocido como Comunidad de los Discípulos para la Propagación del Islam y la Guerra Santa- que ha perpetrado estos y otros muchos horrores. Parece que 53 chicas han logrado huir y que el resto estaría siendo vendido por 12 euros en el Chad y Camerún. Una niña huida de un secuestro anterior ha declarado que eran violadas hasta 15 veces al día y degolladas si no se convertían al islam.

Estas cosas pasan hoy, no hace siglos, y en Nigeria, un gigante con 175 millones de habitantes (el séptimo país más poblado del mundo) e inmensos recursos de petróleo y gas natural que le han permitido adelantar a Sudáfrica como la primera economía del continente y una de las más crecientes del mundo. Pero un gigante con los pies de barro a causa de abismales fracturas sociales. Los estados del sur de Nigeria, de mayoría cristiana, son tan ricos como socialmente desequilibrados y víctimas de la llamada "maldición de los recursos". Según Amnistía Internacional, "la industria petrolera del delta del Níger (en el que viven 31 millones de personas) ha traído pobreza, conflictos, abusos contra los derechos humanos y desesperación a la mayoría de las personas que viven en las zonas productoras de petróleo". Los estados del norte (de mayoría musulmana y bajo la sharia) sufren una extrema pobreza que hace a su población vulnerable ante la seducción de la violencia fundamentalista.

El terrorismo islamista de Boko Haram, nacido e instalado en el Norte del país, integrado en Al Qaeda y financiado por dirigentes locales nigerianos y algunas "petromonarquías" del Golfo, asesina (1.500 víctimas en los cuatro primeros meses de este año), ataca colegios (porque su fanatismo islámico le lleva a combatir a la educación como principal enemigo) y secuestra (caso de las 231 niñas y jóvenes secuestradas en las últimas tres semanas). Mientras estos hechos que parecen extraídos de El corazón de las tinieblas suceden, sólo el Reino Unido ha ofrecido su ayuda. Lo nuestro son tinieblas sin corazón.

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