EL doctor Escribano quiere acabar con el clásico bocadillo que las hermandades ofrecen a sus costaleros durante o al término de la estación de penitencia. Dice que lo mejor tras arriar los pasos es jamarse un plato de arroz blanco con patatas. Ay, si se lo hubieran dicho a tiempo a los cargadores del muelle... A lo mejor Abel Moreno no hubiera escrito nunca Hermanos costaleros. Escribano nos cierra Trifón a este paso y nos pone como los días de gastroenteritis: a base de botellitas de aquarius y lonchitas de pavo para picar. A ver si un laboratorio de esos saca pronto un estudio sobre los beneficios de la cerveza en los costaleros. Ojú, Escribano, que viene, que viene...
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