El documental Bucarest, premio Goya 2009, es un homenaje de Albert Solé a su padre, Jordi Solé Tura. Rescata la memoria perdida por el Alzheimer de este ministro de Cultura, padre de la Constitución y destacado dirigente comunista durante el franquismo y la guerra fría. En un pasaje de la película, Albert (Bucarest 1962) tiene un diálogo con el escritor Sergi Pàmies (París 1960), hijo del histórico líder del PSUC Gregorio López Raimundo. Y en la conversación Pàmies cuenta un chiste: "entran cuatro comunistas en una habitación y a la media hora hay una escisión".

Valga la referencia para entender el culebrón que vive el ecosistema de la izquierda postcomunista y postandalucista de la región. Están en liza, por orden de aparición, el PCA, IU, Podemos, Andalucía por sí, Primavera andaluza, Izquierda Andalucista, Más País, Anticapitalistas Andalucía... y no está reservado el derecho de admisión. Es más, desde ambos lados de la mesa, Teresa Rodríguez, líder andaluza de Podemos en rebeldía con la dirección nacional, dio entrada en la plataforma Adelante Andalucía a sus anticapitalistas y a otros aliados y se separó de la formación de Iglesias cuando perdió con estrépito el referéndum regional contra la coalición progresista.

Rodríguez ha montado, a la vista de todos, una maniobra política que puede pasar a la historia como el mayor caso de transfuguismo del Parlamento andaluz en 38 años de existencia. Por lo suave, incluso con un vídeo muy guay protagonizado conjuntamente con su archienemigo Pablo Iglesias, se ha divorciado de Podemos, pero se ha apropiado de los once diputados que sacó con esas siglas, controla el grupo parlamentario con la asignación económica de la formación y hasta pretende conservar la marca electoral Adelante Andalucía, con la que se presentó Podemos en compañía de Izquierda Unida. Un truco de ilusionismo que parece imposible: hacer desaparecer un partido del Parlamento andaluz como David Copperfield hacía con la Estatua de la Libertad. En Wall Street hay tiburones mucho más tímidos que ejecutan alzamientos de bienes para burlar a sus acreedores.

Hay quien disculpa a la líder de los Anticapitalistas por el acoso que ha sufrido de la dirección nacional de su partido, que intentó varias veces desbancarla, hasta que acordaron una separación hipercivilizada, cuyo anuncio el 12 de febrero parecía de Hola. El divorcio "respetuoso, cariñoso, empático y sano" se puede convertir en un Kramer contra Kramer en los juzgados de la mano de IU por apropiación indebida. Desde la posición de okupa, que ha inscrito como partido propio la marca de la coalición, la líder anticapitalista le dice a los demás que no se vayan, dando a entender que la que está en su casa y tiene la llave de la cerradura es ella. Más allá de los pactos que firman los partidos, con la división los tránsfugas siempre ganan. A veces, como en esta ocasión, se quedan con el santo y la limosna.

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