TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

'One Pic Wonder'

Alabemos y agradezcamos la hermosura donde surja, pero no la exijamos por sistema

No me hago a esta costumbre de meterse con el rival político por su aspecto físico, especialmente por su dentadura. Me asaltan desazones en racimo. Los críticos, ¿son tan guapos? Yo no me atrevería a mentarle a nadie su físico. Esta vez no es virtud, sino espejo.

Incluso en el caso de una esplendente belleza de los críticos, se me siguen amontonando dudas. ¿Todos los del propio bando pasan el test de la hermosura? Aplicar un doble rasero es un peligro que, en esta sociedad ideologizada, hay que evitar a toda costa; y mucho más los que no hacemos ascos a la confrontación de ideas en buena lid.

La descarnada sorna estética implica otra trampa al solitario. Suele basarse en una foto especialmente desafortunada. Todos sabemos que ese riesgo existe y se cumple con cualquiera al que retratan mucho. Doy algunas clases por internet y, por tanto, echo la hora mirándome en la cámara del ordenador. En algún instante veo un escorzo que no está mal. El resto del tiempo, no. Otras veces, horrible. ¿No habría que intentar quedarnos con ese perfil milagroso y dejar que los demás se pierdan como lágrimas en la lluvia?

Elegir lo mejor es tan sesgado como quedarte con la imagen horrorosa, sí, pero es que con quien yo me quedo es con Joubert: "Cuando mis amigos son tuertos, los miro de perfil", y añado a los enemigos. Me gusta el concepto de one pic wonder, esto es, la persona que en una foto, que suele ser la que divulga, sale fantástica -en ambos sentidos-. En el resto, no. Pero qué importa. Borges afirmaba que estar enamorado es ver a alguien como Dios lo ve. La caridad (y el hedonismo) consisten en apreciar el físico de cualquiera en su mejor versión, o ignorarlo, si no hay versión salvable.

Hay algo aún más tonto con los insultos al físico. Se transmite la impresión de que las críticas políticas, intelectuales o éticas no tienen tanta entidad. Perdemos un tiempo valioso para denunciar lo que importa.

Finalmente, contribuimos a la dictatura de la imagen. Leí a una musicóloga que hoy, por su obesidad, Montserrat Caballé no habría triunfado. ¡Lo que nos habríamos perdido por idiotas! ¿Y Winston Churchill? La fotogenia de Pedro Sánchez puede habernos llevado adonde estamos.

Alabemos y agradezcamos la hermosura donde surja, pero no la exijamos por sistema donde otras virtudes son más urgentes. (Mientras, en los concursos de belleza se juzga a las misses por extraños paradigmas neo morales.)

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