EDURNE se convirtió en Penny para el Big Bang planteado como late show para La 2, para el científico cooltureta Órbita Laika, que se emite los miércoles para disgusto del equipo que se encontraba muy a gusto los domingos. Entre semana gana el programa de Ángel Martín: el domingo era demasiado relajado para enfrascarse en un magacín sobre nociones de física, química, medicina y avances tecnológicos. Los motivos son interesantes y la puesta en escena varía entre el segmento animado y la charla radiofónica, en ocasiones prolongada, con los interrogatorios de Ángel Martín. El que fuera alma de Sé lo que hicisteis no deja tibia a la gente. O cae bien, o cae mal, y en este programa simula que va de sobrado para coleguear en este Muy interesante televisado que se queda corto para los eruditos y se queda friki, lejano, para el sofalícola corriente. Ángel incluso le da al piano, como Eric Idle y los penes en El sentido de la vida. Órbita Laika, un intento de La 2 por trasladar conocimientos de una minoría a la amenidad para una mayoría (sobre todo juvenil), no termina de calar, aunque pongan a Patricia Conde y a Edurne de novias improbables. El espectador desonecta al rato de retahila. Los fogonazos afterhours son luces de emergencia de un plató mejorable y evidencian las limitaciones de producción en experimentos y cacharros. Ahí le gana por experiencia y presupuestos el Quimicefa Deluxe de El Hormiguero.

Ese espíritu curioso de Pablo Motos es el que envolvía la charla de En la tuya o en la mía, con un equipo andaluz que está trabajando muy bien. Bertín sólo tiene que dejar suelto a su interlocutor y el valenciano, que le encanta hablar de sí mismo, no tuvo inconveniente en relatar con golpes su currículum. En la radio pasó de "ser gamberro" a "ser transgresor", cuando el espíritu infantil pasa de ser consentido a ser admirado. Ese aliento de quinceañero es el que proporciona a diario las burbujas a El Hormiguero, levadura de la que se sirvió Bertín para regalar al voyeur de casa una entrevista con aires de sketch.