En pleno fogón de agosto, la librería Caótica de Sevilla lanzó un mediático SOS de ayuda, ideologizado hasta la médula, para salvar un desahucio por impagos en el alquiler. Se dirigió a la llamada "comunidad" (sea lo que sea este ente informe). Explicaban sus autores que la librería iba a ser expoliada, entre otros enemigos del gremio, por la gentrificación turística y la especulación. Caótica, como "templo de libertad", se hallaba amenazado por capitalistas con rabo de Pedro Botero y por gentes aviesas -de derechas obviamente- que pretendían tiranizarnos a todos y formatear conciencias (sic). Por redes sociales pidieron un esfuerzo a la "comunidad" para reunir dinero y evitar el desahucio. Su portavoz y conocida librera esgrimió las causas que a su juicio habían provocado su asfixia económica. Tras el Covid, ahora tocaba la guerra de Ucrania, ¡la ola de calor! y la inflación. No dijo que Caótica ha sido la excepción de los cientos de librerías españolas para las que el confinamiento fue todo un maná.

No hubo ni una mínima referencia a la principal causa de la situación de Caótica. O sea, la morrocotuda mala gestión de un espacio embriagado por ínfulas de falso voluntarismo cultural y por autocitas de hermandad cooperativista. Según la carta SOS, Caótica ha dado de comer a 13 familias. De haber sido la mitad de comensales, de haber hecho de la contabilidad una de las bellas artes y de haber distribuido con eficiencia su generoso espacio, otro gallo habría cantado (o cuervo o buitre). No pasa nada por explicar que uno ha fallado en la crematística de una idea de negocio (y una librería lo es). Quien esto escribe con gran pesar, mecenas con cara de póker y garbanzo negro de la fantasmagórica "comunidad", suscribe para sí el fracaso a lo Samuel Becket: "Lo intentaste. Fracasaste. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor".

Caótica salvó el desahucio gracias a los dineros recaudados. Continúa abierta hasta nueva extorsión lacrimógena. Hace unos días, organizada en parte por la librería y "templo de libertad", se presentó en el salón de actos de la Escuela de Ingenieros el libro Medios y cloacas de Pablo Iglesias. Gran ambiente. Evangelismo de izquierdas y poscomunismo para la gente. En armonía con el título del libro, a más de uno le pudo parecer un ambiente cloacal. Un trabajador de Caótica dijo sentir un orgasmo por presentar a Pablo Iglesias. Allá cada cual con sus derrames íntimos. Dijo que "las librerías tienen la función ética de transformar la realidad". Qué ínfulas. Podrían empezar por transformar la gestión contable.