Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

El PP ausente

En Sevilla, tras la marcha de Zoido, el PP está ausente, roto en dos, sin referente y sin proyecto político

El domingo que viene, mientras Susana Díaz se esté jugando su futuro político y el del socialismo español en unas primarias que, pase lo que pase, van a dejar un PSOE roto, en Sevilla el Partido Popular estará dirimiendo a mandoble limpio su ser o no ser en una ciudad y una provincia en la que parece empeñado en tener más pasado que futuro. Lo del PP de Sevilla es para que sea estudiado en las facultades de Políticas como un ejemplo claro de cómo no se deben hacer las cosas. Desde que Juan Ignacio Zoido perdiera la Alcaldía, después de ganar las últimas elecciones locales, el partido decidió suicidarse a base de enfrentamientos internos e inacción política hasta el punto de que hoy está en la irrelevancia social. Pasó de tener la mayoría más absoluta que se ha tenido nunca en el Ayuntamiento de Sevilla a quedar en la práctica fuera de combate. ¿Cómo lo hizo? A base de enfrentamientos cainitas, navaja en mano, y de olvidarse de los ciudadanos y de los votantes. Se desataron odios africanos y así hemos oído decir a la ganadora de las primarias para el congreso de este fin de semana que antes de integrarse en la Ejecutiva de su rival, como pedía la dirección regional, se cortaría una mano. No lo dijo en un conciliábulo con los suyos y en voz baja, sino delante de los micrófonos para que no quedase lugar a a dudas. ¿Por qué esas peleas en tono más bien barriobajero? Hasta ahora, que yo sepa, nadie ha explicado las profundas diferencias políticas y de proyecto sobre lo que haya que hacer en Sevilla que deben separar a los dos sectores en pugna. Seguramente porque no las hay. Se trata de un quítate tú que me pongo yo. No hay que darle muchas más vueltas. La pelea entre Juan Bueno y Virginia Pérez, que así se llaman los contendientes -por si ustedes no lo sabían, que no tienen por qué-, es reflejo de la que mantienen por el control del partido en Sevilla Juan Ignacio Zoido y el siempre presente en estas cosas Javier Arenas, que, a su vez, deriva de la que en las alturas de Génova y Moncloa libran desde hace tiempo Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. Como se decía cuando los niños jugaban con cometas, échenle hilo.

¿Y Juan Manuel Moreno Bonilla, principal responsable de todo lo que pase en el PP andaluz y de arreglar lo que vaya mal, qué dice de esto? Pues no dice nada, no vaya a ser que algunas de las bofetadas se escape y termine en su cara. El líder regional prefiere, en un una actitud muy suya, ponerse de perfil y no meter la mano en el avispero. Ya tomará postura, si acaso, cuando el campo de batalla esté ordenado y limpio de cadáveres, si es que lo llega estar. La consecuencia de todo ello es que en Sevilla, tras el fiasco para ellos de las elecciones municipales de 2015, el PP está ausente, sin referente y sin proyecto político. No es una cuestión menor por muchas razones, pero sobre todo por dos que claman al cielo: primero, porque la potente base social de la derecha sevillana se ve abandonada por su partido de referencia y, segundo, porque la capital es clave si aspiran a echar, después de más de treinta años, a los socialistas de San Telmo. Tener las cosas como las tienen es dejar mucho campo libre a los rivales.

Si alguien se beneficia de esta situación es Juan Espadas, que tiene vía libre para su reelección por incomparecencia de rival. Eso si el actual alcalde optar por seguir en la Plaza Nueva y no por mudarse a otros lugares más acordes con sus ambiciones políticas, que no son pocas. Pero eso es otra historia. Lo cierto es que, hoy por hoy, Rajoy le saca enormes réditos a la situación del PSOE en España y Espadas a la de PP en Sevilla. Así están las cosas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios