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josé / rodríguez De La Borbolla

Paco de Lucía, la canción y los toros

COMO si alguien hubiera preparado una orla sonora para la Feria Taurina de Sevilla, ha aparecido en estos días el disco póstumo de Paco de Lucía, Canción Andaluza. ¿Canción Andaluza o Canción Española? Es igual, que es lo mismo, en este caso. Desde Vázquez Montalbán, con su Crónica sentimental de España, a Antonio Burgos, con sus múltiples aproximaciones a la cuestión, culminadas con Rapsodia española; desde Serrat a Sabina, reconocedores ambos de la canción española como una de sus más caudalosas fuentes nutricias, hasta Víctor Manuel, Aute o Miguel Poveda; desde Raquel Meller, Conchita Piquer o Rosita Ferrer a Marifé de Triana, Rocío Jurado, Pasión Vega o María Rodés; desde Miguel de Molina o Juanito Valderrama a Carlos Cano o Rafael Farina; desde Quintero, León (¡Oh, magno don Rafael) y Quiroga hasta Ochaíta, Valerio y Solano, pasando por García Lorca, los Machado o Antonio Murciano… Desde el Sur hasta el Norte, y desde el Oeste hasta el Este, toda España ha alimentado con poetas, músicos y cantantes la vida sentimental y cultural de España toda desde el siglo XIX. ¿Canción Andaluza? ¿Canción Española? No merece la pena discutirlo. Somos lo que somos y venimos de donde venimos. España lleva la copla en sus venas.

Entre las ocho recreaciones póstumas de Paco de Lucía, se incluye Romance de valentía, una muestra de la relación entre Copla, España y los Toros. Y de ahí, también, las preguntas: ¿Los Toros son España? ¿Es España o es sólo parte de España lo que se identifica con los Toros? ¿Hay que rechazar los Toros porque no se sienta uno español? ¿Puede un español no ser aficionado? ¿Tiene un no español que no serlo? Parece que son cuestiones en discusión.

Cuestiones banales, si nos atenemos a la substancia, a la realidad de las cosas, y no nos perdemos en vericuetos conceptistas o en manipulaciones históricas. España existe, y existe como una realidad integral y compleja, añeja y plural. Lo sabemos nosotros y lo saben quienes llevan siglos estudiándonos aplicada y científicamente desde fuera: los hispanistas. Los únicos practicantes, en el mundo, de una especialidad histórica, el Hispanismo, dedicada al estudio de un país antiguo, sí, pero todavía existente, al mismo tiempo. No merece la pena discutirlo. España existe, y los españoles también, desde hace siglos, con independencia de las ideas, de los quereres y de los gustos de cada uno. Y la Fiesta de los Toros, la Fiesta por antonomasia, constituye uno de los elementos configuradotes de nuestra identidad. Desde la ópera hasta los pasodobles lo cuentan. Y nuestros acopios léxicos seculares, así como las expresiones de nuestras distintas hablas lo ratifican. Tampoco merece la pena discutirlo, aunque a algunos les moleste.

Paco de Lucía se ha despedido de nosotros haciendo alusión a nuestras esencias, tocándonos nuestros adentros, punteando en nuestros más enraizados centros, con la suavidad y el buen gusto respetuoso de un sabio antiguo, nacido en el punto de encuentro de los ejes del mundo, acostumbrado a mantenerse derecho soplasen los vientos de donde soplasen y habiendo crecido escuchando las voces de las más viejas y sabias culturas, y no los ecos de lo inmediato. Por eso: ¿Canción española o andaluza? ¿España o Estado Español? ¿Los Toros, Fiesta Nacional o no? Distingamos las voces de los ecos.

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