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EL joven empresario sevillano Javier Villanueva llegó ayer por fin a nuestra ciudad tras cuatro años de calvario judicial y penitenciario en Bolivia como consecuencia de una falsa acusación de implicación en el asesinato de una fiscal boliviana. A partir de ese momento cambió radicalmente su vida, y también la de otro hombre sin el cual jamás habría logrado la libertad y volver a sentirse seguro al pisar suelo español: Francisco Villanueva, su padre. Este cirujano de Santa Clara, que por entonces frisaba el medio siglo, es un auténtico padre coraje que ha luchado de forma extraordinaria por salvar a su hijo y que ha demostrado hasta dónde puede llegar el amor paternofilial. Él es otro de esos héroes cotidianos que en vez de desfallecer y hundirse se crecen frente a la adversidad y jamás se rinden ante los avatares del destino. Francisco Villanueva se dedicó desde entonces, como él ha dicho gráficamente, a realizar intervenciones quirúrgicas "mañana, tarde y noche" con el fin de recaudar fondos con que poder pagar a los mejores abogados para defender a su hijo a miles de kilómetros de distancia, amén de vender bienes familiares e hipotecarse hasta las cejas, ya que hasta hace dos años llevaba gastados más de 600.000 euros. Ha realizado más de diez viajes a Bolivia para impulsar la defensa de su hijo y confortarlo anímicamente para que no se viniera abajo. Logró una declaración de apoyo de la Casa Real española. Movilizó al Gobierno, al Congreso y al Senado, que obtuvieron de la Presidencia de Bolivia garantías de que Javier Villanueva tendría un juicio justo. Asimismo, consiguió que el Parlamento Europeo se interesara por el caso y enviara observadores al país andino para comprobar el trato que recibía el acusado. Con su tenacidad y su lucha sin desmayo ha logrado que durante estos cuatro años se mantuviera la tensión informativa sobre el problema de Javier y que no se consumara una injusticia contra él, al saberse Bolivia objeto de la atención mediática y diplomática. Al cabo de cuatro años ha podido, por fin, ver a su hijo retornado a Sevilla. Nos congratulamos del final feliz de esta pesadilla merced al ejemplo de un hombre que en verdad ha dado dos veces la vida a su hijo: Francisco Villanueva, padre coraje.

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