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la ciudad y los días

Carlos Colón

El Padrino IV

HAY que agradecerle al secretario provincial de Comisiones Obreras de Córdoba que nos haya abierto los ojos. Tras oír sus sabias, sensatas, verdaderas y contrastadas palabras sabemos que el Papa es el capo di tutti capi; que las audiencias las concede en una habitación en penumbra mientras acaricia un gato; que la Iglesia es una organización mafiosa -como se demuestra en que tiene su sede central en Italia-; que el Papa, los cardenales, los obispos y los curas esconden bajo nombres falsos los verdaderos que, según este buen señor acaba de descubrirnos, son Corleone, Clemenza, Brasi, Sollozzo, Tessio, Tattaglia, Buonasera, Tommasino o Pentangeli; que los Evangelios han sido escritos a cuatro manos por Mario Puzo y Dan Brown; y, lo que es casi más importante, que esa Cáritas tan valorada por los memos que se dejan engañar por las apariencias es, en realidad, una tapadera que explota las necesidades de los más desfavorecidos para convertirlos en adeptos.

Resulta que al saber que Cáritas ha abierto un economato en un popular y necesitado barrio cordobés, cuyos usuarios pueden adquirir productos de primera necesidad pagando únicamente el 20% de su importe, este lince sindical que tiene el don de traspasar las apariencias para desenmascarar supercherías ha dicho: "Primero hay que pasar por la Iglesia para poder llegar al economato. Esto es una vuelta al pasado y una dinámica tremenda en función de las creencias que se puedan tener, al menos esto es lo que yo vi en los medios. Ya hemos visto cómo este tipo de situaciones se han utilizado por los hermanos musulmanes o por la mafia en un caso o en otro, es decir atender a las personas necesitadas para hacerlas adictas o adeptas".

Es decir, que los comedores y los economatos de Cáritas son banderines de enganche en los que a los desgraciados se les hacen ofertas que no pueden rechazar y se les ayuda para lavarles el cerebro. Imaginen la terrible escena del cura diciéndole (con voz ronca) al desvalido que ha ido a pedir ayuda: "Nos conocemos desde hace muchos años y por primera vez vienes a pedirme ayuda. Ya casi no me acuerdo de cuando dejaste de venir por la iglesia y creo que tus hijos ni siquiera están bautizados. Hablemos claro, nunca has querido mi amistad. Te asustaba tener relación con nosotros, no querías correr ningún peligro. Lo entiendo. No me necesitabas, pero ahora vienes a mí y me pides sin ningún respeto, no como un fiel, y ni siquiera me llamas padre. ¿Qué he hecho para que me trates con tampoco respeto? Bueno, toma… Algún día, y puede que ese día nunca llegue, acudiré a ti y tendrás que servirme, pero hasta entonces acepta mi ayuda". Y suena el vals de Nino Rota.

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