Brindis al sol
Alberto González Troyano
Vieja y sabia
Hola, mi nombre es Titania. Soy hija putativa de un cómico gay machirulo, pero escribo poemas interseccionales comprometidos con el feminismo, la justicia social y el pacifismo armado. Activistas como yo lideramos una nueva guerra cultural y detectamos el prejuicio como auténticos sabuesos de la moralidad. Os contaré una anécdota: hace poco cogí el metro y vi a una mujer arrastrando una enorme maleta mientras subía las escaleras. Un hombre joven se paró para preguntarle si necesitaba ayuda. Por supuesto, intervine para llamarle la atención por su asqueroso sexismo. El tipo se marchó con el rabo entre las piernas. Mientras observaba a la mujer esforzándose por levantar la maleta, sentí un enorme orgullo por haberla salvado de la humillación de sucumbir a la arrogancia masculina. La habría ayudado yo misma, pero tenía que coger el tren.
Los hombres me dan mucho asco; por eso me he hecho ecosexual: en los últimos meses mantengo una gratificante relación con un cactus llamado Josh. El sexo es difícil, pero no imposible: para eso se inventaron las pinzas.
A veces me preguntan qué es para mí el feminismo. Creo que no te puedes considerar feminista si no te has manifestado alguna vez por derechos que ya tienes disfrazada de coño gigante.
Hay otra cosa que tengo clara (con perdón): si queremos progresar hacia una utopía woke, las personas blancas debemos expiar, o directamente rechazar, nuestra blanquitud. Cuidado con quienes dicen que las personas de color también pueden ser racistas, pues ésta es una táctica típica de la ultraderecha. El prejuicio de una PDC (persona de color) hacia otro tipo de PDC se llama colorismo y es completamente disculpable en el contexto de su historia de privación de derechos. No seré yo quien lapide al árbitro rumano (y gitano, claro) que llamó negro al entrenador de un equipo turco.
Tenemos que ser proactivos. Si no sois miembros del grupo antifa local, inscribíos ya: podréis dar hostias como panes en nombre de la tolerancia. La idea de que las divisiones sociales se pueden arreglar con un debate honesto es terriblemente anticuada: es mucho mejor golpear a alguien en la cabeza con el candado de la bici. Que lo sepan los hombres blancos heterofascistas: no descansaré hasta que hayamos alcanzado nuestra utopía matriarcal libre de odio vigilante del discurso y del privilegio anticapacitista positiva con el cuerpo protrans no binaria poliamorosa descolonizadora y socialista. Palabra de Titania.
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