Parar, templar ¿y mandar?

El PP debería recordar otras campañas, similares a la actual con el SAS, que le impidieron gobernar con 50 diputados

11 de febrero 2022 - 01:45

Con la muleta prestada por el PSOE, el Gobierno de la Junta de Andalucía lidió con éxito en el Parlamento dos votaciones parlamentarias que amenazaban con terminar si no en cogida grave, sí en voltereta. Si la ley de Economía Circular, que superó el debate de totalidad, hubiese sido devuelta al corral, el argumento del bloqueo del propio presidente Juanma Moreno le habría presionado para forzar un inmediato adelanto electoral. Porque si Vox se opone, no es sólo porque, en contra de la lógica de la inmensa mayoría del mundo desarrollado, se opone a las políticas que buscan implementar la Agenda 2030, sino porque desea con ansia que se vote ya. Incluso querían antes de Semana Santa, lo que habría obligado a disolver la Cámara esta semana. En la izquierda se impuso la coherencia con las políticas que defienden y apoyaron su tramitación. Una coherencia que le faltó al PSOE con el otro gran asunto: la ley de regadíos de Doñana. Mientras desde el Gobierno de Madrid se ha estado presionando políticamente -y desde medios afines-, el PSOE de Juan Espadas no quiso enfrentarse al sector agrícola, y no sólo onubense, y se abstuvo, pese a que la proposición de ley tenía asegurada la mayoría absoluta. Canguelo.

Salvados los dos toros, y ante la incertidumbre de qué ocurrirá en las elecciones autonómicas de Castilla y León el domingo, en San Telmo han decidido parar y templar el calendario electoral andaluz. ¿Pero también mandar? Eso ya lo dudo.

La izquierda andaluza lleva meses desplegando una operación política en el único talón de Aquiles que le ve a la Junta, en busca de esa grieta que acabe por romper el futuro de derrota que anuncian los sondeos. Para ello no han dudado en utilizar el sufrimiento generado por la pandemia e intentar presentar a un SAS caótico. Alcaldes y sindicatos se emplean a fondo, pese a que aunque el contagio masivo de la variante ómicron haya saturado la capacidad de respuesta de la Atención Primaria, la prestación sanitaria no está peor que con Susana Díaz. Tampoco mejor, a qué negarlo.

El PP, que a la postre es el que se la juega en la convocatoria electoral, dada la descomposición de Cs, debería recordar otras campañas similares, como la ejecutada por PSOE y sindicatos en 2012 tras aprobarse la reforma laboral de Fátima Báñez (ésa que nos ha sacado de dos crisis) hasta lograr que 50 diputados no fueran suficientes para gobernar. Ahora lo hace con la mitad (26) y hace tiempo que está jugando con el reloj. Decidirán después de saber cómo le va a su partido en Castilla y León, cuando deberían haber evitado hace tiempo que el electorado andaluz pudiera darles el tercer aviso.

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