Previsión El tiempo en Sevilla para este Viernes Santo

RECONFORTAN noches como la del jueves al teleadicto. En La 1, arrasando que es gerundio, el desenlace de la miniserie sobre la figura del Rey en el 23-F. En Cuatro, la segunda entrega del Saturday night live. Y en La 2, el reconvertido Días de cine. Todo a la vez.

Por unos instantes deseamos lo imposible: que hubiese gente suficiente para atender todas las señales, que todo el mundo viese la tele. Porque en los tres casos se trataba de trabajos muy bien hechos, realizados con rigor por los profesionales de cada ramo. Detrás de la miniserie sobre el 23-F había una muy buena realizadora, Silvia Quer, a la que muchos habrán descubierto con este trabajo, junto a una guionista excelente, Helena Medina. Aunque de poco hubiera servido el buen hacer de ambas sin la concurrencia de un elenco de actores tan acertado. Hace treinta años no hubiéramos sospechado que el Quimet de La plaza del Diamante haría tan bien de rey Juan Carlos. Pero ahí están actores de raza como Lluís Homar, capaces de eso y más.

A la misma hora, insistimos, un Paco León que acababa de volver del Festival de Berlín se enfrentaba a la tensión del directo del Saturday night live, en el que como anécdota no se escuchó la canción de Manolo García. Y por si fuera poco el refundido equipo de Días de cine y Cartelera presentaba una hora y media de televisión inteligente y más que digna. Dio gozo escuchar a María José Molina, en otros tiempos rostro de Gente, como autora del reportaje dedicado a Slumdog millionaire. No son piropos vacuos. Después de haber atravesado muy malos tiempos y la televisión nocturna con garra volvía por sus fueros. Por eso, a medianoche, nos sentimos como Alejandro Sanz, Alejandro el grande, del que La 2 ofreció a medianoche un buen concierto. Con el corazón partío.

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