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Ojo de pez

Pablo Bujalance

pbujalance@malagahoy.es

Paso cerrado

Debería ser Europa la que tomara cartas en el asunto, porque hablamos de un problema europeo, no andaluz

Tal y como se esperaba, es en la desescalada, más aún que en el confinamiento, cuando corresponde tomar las decisiones más difíciles. Y esto pasa por la consideración como elementos prioritarios del matiz y la letra pequeña, elementos desterrados tanto del debate político como de la praxis para la satisfacción de las jaurías (lo que bastaría para demostrar la transversalidad del populismo, pero mejor vamos a lo que vamos). Ha propuesto Moreno Bonilla a Sánchez la cancelación de la Operación Paso del Estrecho este año con argumentos basados en la seguridad, la salud y el temor a posibles rebrotes, una cuestión que afecta a Andalucía, claro, de manera especialmente sensible. Nada más hacerse pública la noticia, las críticas a la solicitud del presidente de la Junta se hicieron notar: de entrada, cancelar la Operación Paso del Estrecho supone dejar en una situación complicada a cerca de tres millones de personas. Y, bueno, igual tendría Moreno Bonilla que explicarse mejor para no incurrir en una contradicción de la que difícilmente puede salir bien parado: que la Junta ponga todos los huevos de la cesta de la recuperación en el turismo internacional mientras cierra el Estrecho puede percibirse como una interpretación sui generis de la seguridad guiada, únicamente, por criterios financieros. Mala cosa.

El asunto no da para mucha broma. Mientras Holanda inventa campañas sucias para perjudicar al turismo ibérico y Alemania desaconseja directamente viajar a España, el afán por demostrar las mayores garantías a los potenciales visitantes invita a tomar medidas drásticas. Hay una variable claramente a favor de Moreno Bonilla, y es que el control de la epidemia del coronavirus en los países del Magreb ha sido tan insuficiente como opaco, con lo que no hay margen para calibrar los riesgos que supondría para Andalucía el Paso del Estrecho mientras que en los países de origen de los turistas europeos los controles han sido, presumiblemente, bastante más concienzudos. En todo caso, seguro que sería posible adoptar medidas de inspección satisfactorias que evitaran el radical jaque que supone cerrar el Estrecho, pero volvemos a lo de siempre: Andalucía se queda sola, desamparada y dejada a su suerte en la gestión de un asunto que no afecta únicamente a Andalucía, sino a toda Europa. Y la UE hace aquí como con las pateras: mirar para otro lado.

Y sí, debería ser Europa la que tomara cartas en el asunto, porque hablamos de un problema europeo, no andaluz. Pero ya sabemos que eso no pasará. Ojalá el Gobierno de Sánchez esté a la altura. Eh... ojalá, sí.

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