Patinetes y 'Belle Époque'

Los patinetes eléctricos se ajustan como anillo al dedo a las necesidades de nuestra época

La imagen de muchos vecinos en patinetes motorizados recorriendo nuestras calles se ha impuesto como una realidad. Nos gustará más o menos. Y creo que, con diseños actuales o con otros aún más eficaces, han venido para quedarse. Las regulaciones municipales siempre van por detrás de los hechos y las que se han aprobado recientemente en Sevilla para el uso de los patinetes parece que han dado un buen primer paso. El uso público de estos aparatos y de los que quedan por venir, los regularemos con más o menos acierto, pero es claro que no podremos impedir que los cambios se produzcan. Solemos pensar, con cierta arrogancia propia de cada nueva generación, que lo que ocurre en nuestros días es la primera vez que sucede y que las novedades incesantes que nos rodean es un signo exclusivo de estos tiempos. Pero no es así. Quizás sea verdad que nunca como ahora los cambios son tan rápidos y numerosos, pero han existido tiempos, como los primeros veinte años del siglo pasado, conocidos como la Belle Époque, que fueron decisivos en muchos campos de la vida como el voto de la mujer, el principio del fin de los imperios y el auge de los movimientos obreros. Y también en la primera aparición en las calles de las grandes ciudades de los patinetes motorizados, que también empezaron a llamar scooter.

Indagando en internet sobre las experiencias europeas de los patinetes motorizados, me han llamado la atención las referencias en la prensa inglesa de la activista del voto femenino Florence Priscilla, Lady Norman. En una foto de 1906 muestran a la dama circulando por Londres en un artefacto de dos ruedas, con la conductora de pie. Bien podría ser una foto de este momento, si no fuera por el vestido y sombrero que luce Lady Norman. También podemos ver imágenes de ese tiempo de patinetes con motor, con o sin asiento, en París, Nueva York y Berlín. También los utilizaron los carteros norteamericanos. Y más adelante para moverse por los aeropuertos y los estudios de cine en los años treinta. Como atestiguan respectivas imágenes de la aviadora Amelia Earhart y del actor Humphrey Bogart.

Muchas cosas han ocurrido desde los años veinte hasta nuestros días. Y en los últimos tiempos, por ejemplo, la aparición de nuevas formas de movilidad en las ciudades. Los patinetes eléctricos se ajustan como anillo al dedo a las características y necesidades de nuestra época. Un cierto individualismo hedonista, confianza en la solución de los problemas por la empresa privada antes que por el Estado; por el individuo antes que por la colectividad; contribuir al ahorro energético y limitar el uso de los automóviles en las grandes ciudades para disminuir la contaminación atmosférica; confianza en las tecnologías avanzadas y un cierto adanismo que nos cuenta que ahora sí que se van a resolver los problemas de la humanidad. Por eso creo que los patinetes, un viejo juguete, puede ser hoy una imagen de nuestras ciudades igual que ya lo fue en la Belle Époque.

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