La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Pedro Sánchez maniobra

Versátil como nadie, Pedro ha extirpado el eslabón débil de su proyecto: la alianza con Podemos, que el PSOE detesta

Auna semana de las primarias socialistas el estado de ánimo de los candidatos ha experimentado un intercambio. Ahora Pedro Sánchez vive en la euforia, a la ofensiva, y Susana Díaz en la preocupación, a la defensiva frente a ataques e insultos "oportunos". Sobre el estado anímico de Patxi López mejor corramos un tupido velo.

El ex secretario general que no se resigna a dejar de serlo maniobra para recortar la distancia que le sacó Susana en la recogida de avales, apelar al voto útil de la minoría avalista de Patxi y, sobre todo, persuadir a la decisiva minoría de los militantes aún no comprometidos con ningún aspirante.

La ventaja de Sánchez en esta carrera es su extrema versatilidad. No tiene ningún problema en afirmar sucesivamente una cosa y su contraria con idéntica rotundidad y sin despeinarse. Nada más ser defenestrado de la secretaría general confesó haberse equivocado al tachar de populista a Podemos y desde entonces no ha pasado un solo día sin insistir en la alianza de fuerzas progresistas -PSOE y Podemos, básicamente- como eje de su proyecto para derrotar al PP.

Hasta ahora. Después de que Pablo Iglesias anunciara la moción de censura-trampa y convocara una manifestación de apoyo precisamente el día antes de las primarias del PSOE, Pedro Sánchez ha comprendido que su discurso (no a Rajoy, acento en lo social, negociación en el problema de Cataluña) era más atractivo para los militantes que el de Susana Díaz, pero tenía un eslabón débil: el pacto con Podemos, un partido al que se le nota demasiado su vocación de destruir y sustituir al PSOE como referente de la izquierda.

Así lo perciben los afiliados socialistas. Razón suficiente para que el documento político de su candidatura, presentado el jueves, haya enterrado la alianza con Podemos que Pedro llevaba meses defendiendo y que figuraba como fundamento estratégico del documento inicial (era sólo un borrador, dicen). El nuevo Sánchez defiende un proyecto político propio, socialdemócrata, ganador y autónomo, reformista. La alianza con el resto de la izquierda ha sido sustituida por una evanescente alianza con los sectores sociales progresistas.

Lo mismo ha pasado con el conflicto catalán. En abril Cataluña era una nación y España una nación de naciones. Un mes más tarde es una nación cultural, no soberana políticamente. Pero si Pedro ganase las primarias, seguro que iría a Cataluña a resucitar la nación catalana. Camaleón.

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