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Pedro Sánchez se quiere

Pedro Sánchez insiste en agotar la legislatura, copiando el discurso triunfalista de Susana Díaz

Sánchez hace balance de sus siete meses de desempeño presidencial con tal orgullo y satisfacción que parece encantado de haberse conocido. En realidad, es difícil encontrar gobernantes insatisfechos con su labor. La más a mano, Susana Díaz, estaba tan contenta consigo misma, que en vez de comerse tranquilamente el turrón en San Telmo en Navidades, está haciendo las maletas en tan señaladas fechas. Cruel error de cálculo. El ex dirigente socialista Martín Toval decía en una entrevista reciente que la ambición en política sólo es respetable si está ligada a la competencia. He aquí un caso de desajuste.

Algo de Susana tuvo Pedro en su comparecencia de ayer en Moncloa: habló de corrido sobre récord de crecimiento del PIB, avance en políticas sociales, récord de empleo, estabilidad, récord de exportaciones… Le copió el discurso triunfalista a su eterna rival, en una rueda de prensa con 21 preguntas de las que más de la mitad versaron sobre Cataluña (9) o Andalucía (5). Sí, Andalucía está de moda por dos motivos complementarios, el desalojo socialista del poder y el estreno institucional de Vox.

A ese propósito, salió varias veces el paralelismo entre el gobierno que viene en Andalucía, ayudado en la investidura por un partido de dudosa vocación constitucional y el que consiguió el propio presidente en junio con el apoyo de cuatro partidos que no se creen la Constitución del 78. Y aquí lanzó Sánchez una de sus perlas, como ejercicio de pedagogía: no es lo mismo una sesión de investidura que una moción de censura. Quizá no es consciente de que el 2-D hubo una moción de censura contra Susana Díaz por dos millones y medio de votos contra uno. El inquilino de La Moncloa hace honor a la moraleja bíblica de ver la paja en el ojo ajeno, pero no notar la viga en el propio. No fue la única semblanza proverbial: también dijo que si PP y Cs creen que pactando con la ultraderecha la van a moderar, se equivocan. Si se lo aplicase a sí mismo, no insistiría a pactar con Torra y compañía.

En fin, el presidente huyó de la evidente simetría entre su caso y el de Moreno&Marín. A ellos les atribuyó abrazar las tesis de la ultraderecha si se dejan investir por Vox, mientras que él sostiene que está a salvo de cualquier compromiso con sus compañeros separatistas o populistas en la moción de censura contra Rajoy. Y además lo está por tiempo indefinido. Una y otra vez dijo que su vocación es agotar la legislatura, con presupuestos o sin ellos. Decididamente, Pedro Sánchez ese quiere. Falta le hace.

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