La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Pedro, temeridad y desmemoria

No hay mejores argumentos para rechazar el Gobierno Sánchez-Iglesias que los que esgrimió Sánchez hace un rato

Por QUÉ no se debe formar un Gobierno de coalición PSOE-Podemos? No hace falta rebuscar argumentos. Acudamos a la fuente primigenia: porque no sería de fiar un vicepresidente que dice que en España hay presos políticos, de un partido que postula la autodeterminación de Cataluña, que carece de experiencia de gestión, que cuestiona la política presupuestaria y fiscal de la Unión Europea, que no controla a su propia organización y que no defiende la democracia. Un tipo así lograría que el presidente no pudiera pegar ojo, como el 95% de los españoles. Un tipo al que nunca se le deberían dejar las llaves de casa (y eso que tenía la alternativa de Trump), según confesión en El hormiguero.

No se me ocurren argumentos más sólidos para rechazar el Gobierno de coalición que pretenden la ex socialdemocracia y la izquierda radical que las palabras de su promotor acerca de su ahora dócil compadre. Palabras que no son de un pasado más o menos remoto, sino de hace un rato, de la campaña electoral que terminó el domingo pasado y de los tres meses anteriores. Casi no da tiempo material a rectificarlas, salvo que estemos ante un personaje tan dúctil, relativista y embustero como Pedro Sánchez, y salvo que entre los dos implicados hayan perdido diez escaños y casi millón y medio de votos en las elecciones. Pero es que estamos, efectivamente, ante dos náufragos agarrados a una tabla de salvación frágil que golpea y hunde a otros, quizás a la mayoría. Dos ambiciosos de categoría que mientras más menguan sus votos más poder acumulan.

Y cínicos a tope. Cuando le preguntan a Sánchez por la amnesia súbita que le lleva a sustituir la hostilidad de meses por el acuerdo alcanzado por teléfono en una hora, dice que el proyecto es tan ilusionante que merece la pena aparcar los reproches anteriores, y cuando se le inquiere sobre el carácter ideológico y político del futuro Gobierno se refugia en la tautología: será un Ejecutivo progresista porque estará integrado por dos partidos progresistas.

Será muy progresista, pero antes de constituirse tendrá que abonar los peajes mayormente económicos de los partiditos de un Parlamento fragmentado (errejones, cántabro, gallego, turolense...) y el derecho de pernada político de los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya. No tengo ninguna duda de que Sánchez e Iglesias están dispuestos a pagarlo. Pero, ¿y si no pueden? Lo vemos mañana.

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