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el periscopio

León Lasa

Pensiones millonarias (no para usted)

Mientras que la ciudadanía se las ve y se las desea para jubilarse con un mínimo de dignidad, algunos se ríen del personal.

SEGUIMOS, y disculpen la tabarra, con el arduo tema de las pensiones, de las ordinarias, de las menos ordinarias, de las propuestas, de las recomendaciones (sobre todo de aquéllos que ya tienen garantizada la suya). Algunas son, literalmente, para potar. Primero, hace poco, y para indignación de la mayoría, el ex presidente José María Aznar recomendaba aumentar la edad de jubilación a los setenta años, porque venía a decir que, de otra manera, el sistema sería insostenible. Nos puede joder escucharlo, pero no le falta razón, y nuevas leyes con sus disposiciones transitorias ampliarán en el futuro la edad de jubilación a los setenta años. El alargamiento de la esperanza de vida no deja otra. Bien es verdad que Aznar, como tantos otros políticos, se benefició de un régimen excepcional de jubilación que le permitía percibir la pensión máxima con once años como diputado. No está nada mal. Pero en la vida cotidiana ocurren otras situaciones todavía más escandalosas. O al menos así nos parecen. Mientras que eso que el establishment ha bautizado de un tiempo para acá como ciudadanía se las ve y se las desea para jubilarse con un mínimo de dignidad, algunos de sus miembros se ríen, a buen seguro, del personal.

Por ejemplo. Hemos sabido unos días atrás que Ángel Ron, el ex director del Banco Popular, que lo ha dejado hecho un verdadero desastre (la acción pasó a valer en dos años de cuatro euros a menos de uno), ha sido premiado con un sueldo vitalicio de 1,1 millones de euros anuales, para lo que el Popular ha hecho una provisión de 24 millones de euros. Why not? ¿En qué república bananera vivimos?

Por su parte, César Alierta, hasta hace poco presidente de Telefónica (durante cuyo mandato el precio de la acción pasó a cotizar a menos de la mitad y que ha anunciado una reducción sustancial del dividendo para los próximos ejercicios) ha sido agraciado con un plan de pensiones de 54 millones de euros (digo bien: 54 millones de euros) y un sueldo mientras tanto de 600.000 euros anuales como miembro del Consejo de Administración. Macanudo.

Y Juan Luis Cebrián, por poner otro ejemplo, con el Grupo Prisa perdiendo más de 60 millones de euros anuales, se regala una asignación de más de un millón y medio de euros al año. Algunos accionistas importantes de las compañías ya han elevado la voz en contra y se plantean acudir a los tribunales. Aunque con poco éxito me temo.

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