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Luis Carlos Peris

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Perder sería vivir con los pelos de punta

Aunque para este Betis nada es fácil, la cita de hoy es una de las más asequibles que restan

Cada vez más asomado al brocal, el Betis afronta hoy una cita delicada, muy delicada. Es de las más asequibles teóricamente de las ocho que restan para el balance final, pero eso no quiere decir que sea fácil. En realidad, pocas cuestiones son fáciles para este Betis que no encuentra la forma de compatibilizar gestiones, la muy positiva que se lleva fuera y la muy negativa que ofrece dentro del sitio donde se juegan las habichuelas, la yerba.

El rival es una incógnita, pues ha pasado de ser una de las anécdotas más atractivas de la Liga a un ni carne ni pescado que hizo crisis en el anticipado anuncio de abandono de Quique Setién. O quizá fuese que esa misma crisis surgió antes y que por eso la huida del cántabro. Qué sabe nadie si es el huevo el que antecede a la gallina o viceversa, pero la realidad es que este Las Palmas que se movía al compás que imponía Roque Mesa se parece a aquél como un huevo a una castaña.

Está el Betis cada partido que pasa menos acompañado de colegas que juegan con el vértigo del drama y caer hoy en Las Palmas no es que tenga funestas consecuencias (todavía), pero que llenaría de inquietud al beticismo en estos días de festejos primaverales no hay quien lo dude. Las últimas equivocaciones de la banda de Víctor han sido muy dolorosas para los que verdaderamente sienten al Betis aunque no lo haya parecido tanto en el entorno más nocivo.

La cita canaria está, por tanto, hecha de material sensible, ya que a todas las tribulaciones que acosan al Betis hay que unir la pérdida de crédito que sufre la dirección técnica, esa que abarca desde Torrecilla a Víctor y tiro porque me toca. Es Domingo de Palmas en Las Palmas como una vez lo fue de Pentecostés en un drama que cumple casi treinta años y que salió de cara. Hoy no es a cara o cruz, pero perder sería como mirar el futuro inmediato con los pelos de punta.

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