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Cristina González Rojo

Perspectivas de la construcción a partir de los visados de obra nueva

Los datos apuntan a que la construcción seguirá estancada en los próximos dos años

Hemos tratado en ocasiones los visados de obra nueva como un indicador adelantado de la construcción, suponiendo que hay un periodo alrededor de un año y medio entre el visado y la finalización del proyecto. En esta ocasión vamos a considerar, además de la vivienda, otros usos comerciales, agrarios, industriales y de oficinas.

Se han tomado como referencia el año 2000, y luego 2005, que es el ejercicio en que los visados alcanzan su punto más alto, descendiendo desde entonces. Los tres últimos años nos sirven para constatar que sigue bajando el número de visados. Estos datos se elaboran a partir de los encargos profesionales de obra nueva, por lo que no se incluyen proyectos salvo que correspondan a visados de proyecto y dirección de obra conjuntamente. Podemos considerar que son proyectos con intención de realizarse y que, en general, van a producir un bien inmobiliario. Es, por tanto, el mejor indicador de actividad del sector, en cuanto a producción de obra nueva se refiere.

En la tabla referida a España, las cifras del año 2000 se mantienen prácticamente cada ejercicio hasta 2005, siendo la caída media de los visados de edificios de uso no residencial de un 73% entre 2005 y 2013. Sin embargo, la caída para uso industrial y oficinas es más fuerte, del 90% y el 85%, respectivamente, siendo menor para uso agrícola y ganadero, que cae un 66%, y otros servicios diversos, un 61%, por lo que de alguna manera estas actividades soportan algo la construcción. Los servicios comerciales y almacenes caen con la media, un 73%.

En Andalucía ocurre algo similar, aunque algo más acentuado. En 2000 Andalucía suponía el 18% del total de visados no residenciales en España, en 2005 más del 24%, y en 2013 el 22%. Esto da una idea del fuerte peso de la construcción en Andalucía, también en obra que no es vivienda, y por tanto del mayor impacto de la crisis en nuestra comunidad autónoma. Por uso, la caída es tres puntos mayor que en España, un 76%, y afecta sobre todo a los usos industriales, y en menor medida a comercio y almacenes, oficinas, agrario y ganadero, y otros servicios, en orden de más a menos caída. Destacamos cómo la caída en la construcción en el sector agrario y ganadero supera a la media española.

En cuanto a la vivienda de uso residencial, se constata la fortísima caída conocida en los visados entre 2005 y 2013, que es el 94,3% en España y el 95% en Andalucía; esto es similar para edificios unifamiliares y bloques, tanto en España como en Andalucía. Hay que precisar que el punto máximo de visados se da en 2006 para las viviendas en bloque, lo que nos dice que la construcción de viviendas unifamiliares se frenó antes, mientras que la inercia de proyectos más complejos de viviendas siguió en 2006 y 2007, en España, frenándose en 2006 en Andalucía. La crisis de la construcción se percibe, pues, algo antes en Andalucía, donde el crecimiento se había producido también con anterioridad. En 2005, casi el 23% de todos los visados de obra residencial de España se pedían en Andalucía, en la actualidad es el 20%, que aunque pierde significación por las reducidas cifras en que nos movemos, sigue indicando la importancia relativa de la vivienda.

Si dividimos el número de viviendas en bloque por el número de edificios, para España, en el año 2000, el bloque medio tenía 17 viviendas, 16 en 2005 y 15 en 2013. Esta ligera reducción de la dimensión de la obra es más apreciable en Andalucía, donde estos datos son 17, 13 y 11,5 de media de viviendas por bloque, para estos mismos tres años.

En conclusión, la tendencia y los últimos datos indican que la actividad de la construcción va a seguir estancada en los próximos dos años, tanto en España como en Andalucía. La recuperación de la actividad económica no parece influir por el momento en los visados de obra para otros usos no residenciales, aunque es algo que debería analizarse para que la acción pública no se centrara sólo en la vivienda. Dar facilidades, de verdad, para el cambio de uso de edificaciones construidas debería ser algo compartido por todas las administraciones para que los promotores pudieran planteárselo como una alternativa real. No se trata sólo de cambios de uso de oficinas a vivienda, por ejemplo, sino de cualquier uso que sea razonablemente mejor, dadas las circunstancias, que el que inicialmente se planeó.

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