Ahora sí que podemos decir a boca llena que esto ha empezado, que la primera fiesta de Sevilla ha echado a andar y de forma inexorable. Penas fuera y a mirar las previsiones meteorológicas, no vaya a ser que la burra se moje en la rampa. Soñar es gratis y esa era nuestra ilusión ayer junto a las Fidias de la casa ducal de Medinaceli mientras Ricardo Suárez daba a luz su cartel del viacrucis de las Hermandades. Y en qué sitio mejor que en Pilatos para que el mundo viese una obra más del gran pintor sanjuanero en un acto en el que sólo se echaba de menos a su progenitor, que nos dejaba hace poco. Y donde se fundó la Semana Santa de Sevilla para rendir en la Cruz del Campo se le daba ayer a mediodía el pistoletazo de salida a lo que está por venir. Lo que está por venir, desgraciadamente, es nada, pero ayer bien que disfrutábamos los partidarios soñando un imposible.
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