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desde mi córner

Luis Carlos Peris

Piqué, llanto y crujir de dientes

A pesar de la presión ejercida para que el azulgrana no jugase ante el Real, su presencia es buena para el Clásico

COMO el fútbol español, todo el fútbol español sin excepciones, gira en torno a lo que hagan Madrid y Barça, la semana tuvo el foco en la tarjeta que Piqué vio ante el Rayo y que, presuntamente, fue forzada por el propio jugador. Mientras desde Madrid se instaba a los comités disciplinarios a que le aplicasen la nueva normativa, esa por la que un futbolista no puede programar su propia sanción mediante provocar la quinta tarjeta, en la Ciudad Condal faltaba poco para que se entonase Els Segadors y se enarbolase la senyera para clamar contra la campaña anticatalanista que se urdía alrededor de la Cibeles.

Todo esto es para bajarse en la próxima, que no hay nada más que importe que lo que sucede en torno a esos dos colosos. Ya puede hundirse el mundo que no hay más a tener en cuenta. Si en vez de jugar contra el Madrid el sábado que viene, el Barça se enfrentase a otro cualquiera, llámese como se llame, a esa prensa madrileña le habría resbalado que Piqué hubiese apelado a la estratagema de provocar esa quinta tarjeta que le llevaba limpio al Clásico. Pero, amigo, el tipo apeló a esa picardía para no dejar sin su concurso a su equipo en el Bernabéu y hasta ahí podíamos llegar, llanto y crujir de dientes ahora que la campaña no sirvió de nada.

Particularmente y como lo mismo me da un coloso que otro, creo que en los grandes partidos, y el Madrid-Barça del sábado lo es, deben estar los mejores futbolistas de cada uno y no cabe la menor duda de que Gerard Piqué, ese prometedor sosias de Beckenbauer, es uno de los atractivos de tan atractivo pleito. Me congratulo de que la estratagema no haya sido rearbitrada y, por ende, castigada. Pérez Lasa remató su arbitraje no haciendo constar en el acta la pillería y tampoco se va a entrar de oficio en cuestión tan insignificante. Insignificancia con perdón, pues ya sabemos todos que nada es insignificante en ese universo que monopolizan Madrid y Barcelona.

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