DEJÓ el Sevilla prácticamente visado su pasaporte para la segunda fase de la Liga Europea y demostró el Betis junto al Adriático que mucho habrá de mejorar para no quedar fuera antes de que llegue el invierno. Con muy poco juego ambos, mientras el Sevilla sacaba con bien su compromiso, en el Betis se demostraba que si su Plan A no es fiable, lo lógico y natural es que el otro, el B, no sirva para salir de casa con cierta garantía.

El Sevilla fue muy poco hasta el penalti y expulsión sufridos por los alemanes. Después todo fue esperar a que el tiempo transcurriese para sumar el botín al ya logrado en Estoril dos semanas antes. No obstante, las sensaciones que emite el equipo de Unai no son buenas y casi todo lo que da de sí nace del trabajo y los excelentes conceptos de Rakitic, el futbolista donde se cimienta ese edificio que el técnico vasco anda proyectando con mucha más voluntad que acierto.

Y el Betis con ese Plan B con que Mel pretende liberar de carga de trabajo a su equipo. Pero como en la noche del debut con el Lyon, el Plan B desveló con claridad que no es suficiente para andar con un mínimo de solvencia por la competición. Empezando por el portero, que no transmite confianza, hasta llegar a un ariete que no llega nunca a algo que medio merezca la pena, todo pasa por dos laterales que exigen un ímprobo trabajo a los centrales, el Plan B es una entelequia.

Mirando al futuro, el Sevilla puede ya dedicarse en cuerpo y alma a afinar el equipo para la Liga mientras que el Betis ve su supervivencia continental tan complicada que si continúa con su particular Plan B será difícil que la consiga. Los dos empates logrados hacen que la tercera plaza se conforme como horizonte único. Hasta ahora, el Sevilla jugando mal ha ligado pleno de puntos; el Betis, con lo mismo, no pasó de dos, ¿seguirá Mel fiándose de su Plan B?