Con la polémica que se ha montado entre los túneles o el puente para la SE-40, la plataforma Sevilla ya ha quedado virtualmente dinamitada. Es decir, ha demostrado públicamente, a los ojos de los sevillanos, que no sirve para unir a las fuerzas vivas. ¿Cómo pueden exigir al Gobierno que invierta en Sevilla si no son capaces de ponerse de acuerdo entre ellos? Ya escribí que esta polémica es como la de los galgos y los podencos . Puede ser túnel o puede ser puente. Hay argumentos en ambos sentidos; pero cuando esa decisión ya se ha adoptado, volver a plantearlo sólo conduce a demorarlo o no hacerlo. Tampoco existen garantías de que más adelante, antes de empezar las obras, alguien presente otra ocurrencia y se vuelva a replantear.

El presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla, Rafael Carmona, ha esgrimido los argumentos ya conocidos sobre los eventuales perjuicios que el puente les puede causar, mientras que el presidente de los empresarios sevillanos, Miguel Rus, ha pasado de héroe a villano. Si no se hace nada, hasta le echarán las culpas. En realidad, ha interpretado lo que se veía venir con Fomento. Al Ministerio que encabeza en funciones perpetuas José Luis Ábalos no le gustan los túneles. O, por mejor decir, no le gustaría invertir más de mil millones de euros en este proyecto, a pesar de que es muy importante para Sevilla. Ha enviado mensajes y mensajeros. Primero, poniendo el señuelo de unas presuntas dificultades técnicas, que dejan en mal lugar a las empresas y los ingenieros españoles. Obras públicas más difíciles que esas se han inaugurado en otros países. Conclusión: el problema es estrictamente de presupuesto y no deben engañar.

Los puentes levadizos son más molestos y más caros que los fijos. Levadizo debería ser, porque en caso contrario la navegación fluvial sufriría dificultades añadidas. En este debate, el alcalde, Juan Espadas, no se quiere significar. Remite a lo que digan los técnicos de Fomento, que ya se sabe lo que van a decir: un puente es la mejor solución. La mejor para ellos, claro, porque les saldrá más barato. Y con esa opción, que disgusta al Puerto, podemos tener otro debate abierto a perpetuidad.

Existe un gran riesgo de confrontación entre PSOE y PP por este asunto. Existe una sensación de que se retrasará y se convertirá en otra quimera, como el dragado y casi todo lo que concierne al Guadalquivir. Ese río parece que está gafado para Sevilla. Como parece que la plataforma se autoliquida, tras demostrar que sólo ha servido para favorecer un enfrentamiento entra las fuerzas vivas sevillanas.