MUCHO se está hablando de la espectacular limpia que el Sevilla, léase la dupla Del Nido&Monchi, ha realizado este verano en el vestuario del Sevilla. Económicamente ha sido modélica, eso es indudable, pues al dinero ingresado por la venta hay que añadir el ahorro que supone las fichas que ya no hay que abonar. El dinero es el que manda y después de haber quedado fuera de Europa por primera vez en un puñado de años había que mirarlo con lupa. La pela es el motor y esa pela se ha cuidado hasta límites insospechados, pero ¿se ha rematado un plantel que garantiza el papel a que el Sevilla aspira?

La gran incógnita es si será suficiente lo que se ha dejado para el ataque, con un solo punta de verdad, Álvaro Negredo, y dos segundos puntas como Kanoute y Manu del Moral. Estos dos pueden hacer de arietes, sobre todo el primero, pero no parece que, aun con la excusa de que sólo habrá dos competiciones, sea suficiente para afrontar el reto de situar al Sevilla en el lugar en que ha venido vivaqueando desde que Joaquín Caparrós lo devolvió a competición continental. Dicen que Luis Alberto quizá pueda unirse a estos tres, pero el talentoso canterano es más de ver el fútbol de cara que de espaldas, más de asistir que de recibir, conque permítame la duda.

Creo que la sombra de Giovani ha distraído demasiado a la hora de rematar el plantel y hasta se antoja ahora que la marcha de Rodri al Barça B debió evitarse. Y lo que sería tremendo es una indisposición de Negredo, pues un resfriado del vallecano en la actualidad acarrearía una pulmonía para todo el Sevilla. Insisto en que, aun alabando la gestión de limpieza del vestuario y su consiguiente ahorro económico, se ha perdido demasiado tiempo con Giovani, una especie de árbol que ha impedido que se vea el bosque en su totalidad. Indudablemente, el edificio está bastante equilibrado en sus cimientos, pero creo que al ático le falta alguna pieza que otra.