En tránsito

eduardo / jordá

Política bipolar

HAY vida fuera de la política. Mejor dicho, la vida está siempre fuera de la política. Lo pienso mientras veo a unos escolares que suben a un autocar que se los va a llevar de excursión. Todos los escolares van equipados con sus gorritos y sus mochilas, y todos esperan impacientes el momento de subirse al autocar. Ignoro adónde irán -a la playa, tal vez, o a un parque-, pero lo importante es que van a ir, y ahí está el autocar, esperando a que suban los niños.

A juzgar por las tertulias, los debates y muchas informaciones periodísticas, estamos viviendo una especie de Apocalipsis caníbal con millones de conciudadanos reducidos a la condición vital de zombis por culpa del hambre y la pobreza. Pero si uno mira a su alrededor, las cosas no se parecen en absoluto a ese mundo catastrófico que algunos se empeñan en dibujarnos. En el mismo lugar donde espera el autocar que se llevará a los escolares de excursión, todas las mañanas pasa otro autocar que recoge a niños con discapacidad que van a un centro de atención especializada. Ese hecho puede parecer intrascendente, pero que es en sí mismo un milagro. Porque en ese hecho tan simple y tan cotidiano se oculta eso que llamamos civilización.

Por supuesto que hay miles de personas que lo están pasando muy mal y por supuesto que las perspectivas son muy negras. Todo eso es innegable. Pero no es verdad esa situación catastrófica que algunos nos quieren hacer creer. Si de verdad fuera así, ni esos niños podrían ir de excursión ni podríamos salir a la calle con un móvil en la mano. Simplemente no podríamos, así de sencillo. Pero la campaña actual está concebida como si las cosas fuesen realmente así, y por eso se plantea en términos de polarización absoluta -o todo igual o todo patas arriba, o nosotros o el caos-, lo que presagia el hundimiento del centro reformista que ya predicen las encuestas. Y eso es una desgracia, porque ni es conveniente dejarlo todo como está ni es conveniente cambiarlo todo de arriba abajo. La única política que de verdad ha mejorado las condiciones de vida de la gente, en todo el mundo, han sido las políticas reformistas: tibias, posibilistas, pragmáticas (eso que antes, con desdén, los comisarios políticos llamaban revisionismo), pero realistas y eficaces. Ésa es la única política inteligente. Y todo lo demás es retórica. Y propaganda.

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