Visto y oído

Francisco / Andrés / Gallardo

Portillos

NO hubiera apostado ni un centavo de Connecticut por esta serie donde todo es relativo y sospechoso. Aparecen Silvia Abascal desnortada, Blanca Portillo con cara de sota y el gafe de José Coronado con cara de fachilla. Todos los personajes tienen alguna doblez y eso no ocurre en las series españolas habituales, donde la transparencia es lo típico y casi obligatorio. Los buenos son estupendos, pese a sus defectillos, los malos lo llevan pintado en la cara y nunca falta un abuelo, un puñado de niñatos y unos cuantos niños. Esta situación delata aún más que la recomendable Acusados es un calco (en mi barriada lo llaman plagio) de Daños y perjuicios (Damages), que por aquí sólo hemos visto unos cuantos por el Plus. Glenn Close es una mala de narices y Blanca Portillo, jueza en lugar de abogada, sólo se ha servido el aperitivo en el primer capítulo. Me quedo de todas formas con Goya Toledo, la esposa de Coronado en la ficción, que desprecia en la intimidad al maromo mientras interpreta su papel de esposa ideal de la muerte ante los periodistas.

Acusados es una serie diferente, lo que agradece el sofalícola español, sin importar la procedencia de lo que ha inspirado la tela de araña que presenta la historia producida por Ida y Vuelta. Telecinco quería tener su propio Internado, aunque dirigido expresamente a los adultos. Querían tener un drama que enganchase y esta podría ser la oportunidad. Sus predecesores nacionales, como Lobos (en Antena 3), cayeron injustamente, por lo que la nerviosa cadena debería de asegurar la continuidad de esta ficción que parece tener más sustancia aún que Motivos personales. Sabiendo lo sobreactuados que siempre andan Portillo y Coronado, jamás pensé que les iba a recomendar que vieran Acusados para que Telecinco no la vaya a sustituir por una tetada del duque de turno.

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