PASÓ el 25º aniversario de Días de cine. Y me emocioné con momentos como los evocados por Alejo García reivindicando a Kubrick o a Virginia García recordando sus domingos de programa doble. Pero, dadas las circunstancias que nos rodean (qué le vamos a hacer si nos ha tocado vivir en pleno desencanto), si exceptuamos los testimonios de aquellos espectadores que desde Perú o desde una biblioteca de Bogotá argumentaron emocionados qué había supuesto el programa, todo lo demás me pareció un enorme ejercicio de impostura.

Toca bendecir el programa, en eso estamos todos de acuerdo. Aunque a la hora de la verdad lo veamos cuatro (lo vimos exactamente un 1% mondo y lirondo; el 99% de espectadores que veían la tele a esa hora pasaron de él). Es éste un fin de semana ilustrativo. Se estrena Un monstruo viene a verme, catapultado por Mediaset. Arrasará. Tanto como los productos que lanza Atresmedia. ¿Pero qué ocurre con el resto? ¿Cómo le va al cine español que no nace de ese duopolio?

Les cuento. El pasado fin de semana se estrenaron La reconquista, Juegos de familia, Vientos de La Habana y Spain in a day. La reconquista de Jonás Trueba, tras competir en la sección oficial de San Sebastián, y estrenarse en 19 salas, fue vista entre el viernes y el domingo por unos escasos 1.000 espectadores. ¡Pero si a una sola función teatral de Sofocos, con Anita Obregón, o a La cena de los idiotas con Josema Yuste va más gente…! ¿De qué estamos hablando? Juegos de familia recaudó 142 euros por sala. Y Vientos de La Habana, 726. La cinta de Coixet, tan cacareada, tampoco pasó de los 1.000 espectadores.

Lo que ocurre en televisión va en consonancia. Ni el Días de cine especial ni el trabajo de Juan Barrero sobre Chillida en Imprescindibles pasaron del 1%; y La mitad invisible dedicado a Ribera o el Página 2 con Aramburu se quedaron en un 0'7%. ¿De qué hablamos, cuando hablamos de cultura, sino de postureo puro y duro?

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