QUÉ triste es darse cuenta que eres una persona miserablemente obsoleta. No merezco vivir en la sociedad actual: no, no tengo Twitter, y hasta hace media hora desconocía la existencia de los perfiles en redes sociales del postureo (@postureo_). Después de un tiempo oyendo hablar de ello, decido buscar en Google qué es esto de lo que todo el mundo habla, y que aun sonando a modernez se intuye por dónde van los tiros, y encuentro esta mina de ocurrencias.

Resumiendo, por postureo se entiende, básicamente (y tal y como la raíz de la palabra indica) una actitud poco natural, que parece buscar crear una imagen irreal de uno mismo. Una imagen lo más guay posible. Aunque realmente lo mejor para entenderlo son los ejemplos de este desternillante perfil de Facebook y Twitter: descubrir una palabra que te suena culta e intentar meterla con calzador en todas las conversaciones; bañarte en abril aunque haga un frío del carajo para poder actualizar: "Primer bañito del año"; vender un montón de ropa de la basura y llamarlo tienda vintage; no leer un libro en todo el año y en verano bajarte uno a la playa; gente que se pasó al gin tonic porque queda moderno aunque se acaben cada copa con la misma cara que Juanito Valderrama; el "adioooós" final de los participantes de Españoles por el mundo mientras la cámara se aleja.

Un mínimo ejemplo de la interminable lista de (con perdón) chorradas que se hacen con tal de disfrazarse para los demás. Y son chorradas porque, tal y como se ve en esta batería de frases, el postureo acaba siendo el ridículo más absoluto. Pero esta nueva excusa para echarse unas risas en realidad no es nada nuevo; el de 'posturista profesional' seguramente sea un oficio catalogado ya en la Edad Media, porque cualquiera, sin importar la edad, ve reflejado a alguien conocido entre los adeptos de esta actitud que se ha convertido casi en una forma de vida. Como las "chicas que se creen fashion bloggers y visten como campesinas ucranianas". Amén.