Visto y oído

Antonio / Sempere

Precampaña

Aunque no venga anunciada en la programación, los informativos se encargan de dar cuenta de la precampaña electoral que se inició oficialmente el pasado fin de semana. Y no sólo eso. Qué sería de estos espacios sin los dimes y diretes, sin la polémica, sin la frase del día, sin las ocurrencias de Rajoy y de Zapatero...

La cadena que más apuros va a pasar para salir airosa del trance es TVE, que tiene que andarse con pies de plomo para no herir susceptibilidades, y a la que se le pide ecuanimidad todos los días y a todas las horas.

Con lo a gusto que se debe quedar Iñaki Gabilondo cada noche diciendo lo que piensa. Como hace un par de días, cuando le faltó tiempo para abrir su informativo criticando la intervención de José María Aznar en una de sus conferencias. Gabilondo calificó su intervención como el colmo de la impudicia. Si por Iñaki fuera, y así lo recordó en su editorial en el canal Cuatro, el ex presidente debería esconderse muerto de vergüenza, en lugar de ir provocando y metiendo cizaña contra el partido del gobierno. A Gabilondo no le dolieron prendas en recordar su papelón en la guerra de Iraq. Terapia contra la úlcera.

Justo lo contrario que en la televisión pública, donde todo el mundo debe morderse la lengua, no decir una palabra por encima de otra, ni poner más énfasis del necesario al aludir al gobierno o a la oposición. Tiene su mérito, y los espectadores, que no son tontos, saben premiar la actitud. Ahí están las cifras, que los aúpan como los más vistos. Aunque los de todas las cadenas sean necesarios. Si no existiesen los puntos de vista de otros diales, no podría apreciarse la neutralidad de la cadena pública. Queda por resolver el enigma del cara a cara. O los cara a cara. Uno de los cuales, qué duda cabe, debería celebrarse en La Primera. Pronto se sabrá.

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