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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Presidente ovacionado, ciudadanos pantuflos

Cuando el gurú Iván Redondo encarga que Sánchez sea aplaudido nos están tomando por tontucios

Presidente ovacionado, ciudadanos pantuflos

Presidente ovacionado, ciudadanos pantuflos

Que la política es puro márquetin tanto a la derecha como a la izquierda ya lo sabíamos. Todo es tacticismo y todo está condicionado por el cálculo de los efectos en la opinión pública. Aun así, hay gestos que no dejan de sorprender, porque algunos procuramos conservar algo de inocencia, aunque sea en un frasco pequeño, al evaluar a la clase dirigente. Los ciudadanos somos tomados por verdaderos incautos en demasiadas ocasiones. E incluso por tontos en algunos momentos que insultan a la inteligencia. Lo pensaba al ver el vídeo de la llegada del presidente Sánchez al Consejo de Ministros, donde fue ovacionado por sus ministros. Se supone que la fuente de la alegría era el supuesto éxito cosechado por el jefe del Ejecutivo en la negociación del dinero de los fondos europeos para la reconstrucción. Se trata de vender la gestión al precio que sea. Y el precio ha sido tomarnos a todos por ilusos, mal informados y directamente necios. Sánchez no merecía la ovación de Juan Palomo que le preparó su máximo asesor: Iván Redondo. El presidete hizo su trabajo. Y la factura del dinero europeo no se conoce de momento. Y ahí se verá la verdadera habilidad del tipo para conseguir el cien por cien de los fondos sin menoscabo de nuestro Estado del bienestar. ¿Habrá que tocar las pensiones, que fueron las que amortiguaron a la población en la crisis de 2008? ¿Y el ingreso mínimo vital, estandarte de Podemos? ¿A cuántas infraestructuras tendremos que renunciar? Europa es el banco que nos da dinero, sí; pero nos pedirá toda la información y muchos recortes para garantizarse que la parte dada en préstamo sea devuelta. Y, por supuesto, para blindar que los fondos vayan destinados a los fines pretendidos. Europa, por fortuna, no se fía de la extrema izquierda que se sienta en el Consejo de Ministros, esos señores que impedían el sueño de Sánchez (¿dónde está la bolita, dónde está?), hasta que Sánchez se echa ya en los brazos de Morfeo plácidamente. Los aplausos eran márquetin de baja estofa, palmitas de diseño, ovación que comienza cuando el regidor sube la pancarta en el concurso de televisión. Para la próxima que suban el letrero Risas. Y todos nos reímos a la orden de Redondo. Nos han tomado por pantuflos, porque saben que estamos necesitados de buenas noticias, amargados ante la posibilidad de un nuevo encierro, con la perspectiva de un otoño y un invierno durísimos, y con muchas familias sin apenas esperanzas. Por eso miramos hacia otro lado. Y no queremos saber ni de aplausos impostados. Bastante tiene cada uno con cargar su cruz.

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