La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

¿Proporcionalo dejado?

Se dice que no hay que ceder ante las provocaciones para evitar una respuesta más violenta… ¿Cuál es el límite?

Proporcionalidad es conformidad o proporción de unas partes con el todo. Pero en boca de Pedro Sánchez parece que significa dejar hacer que los gamberros sin causa hagan lo que les dé la gana hasta que se cansen. Hay cargas policiales. Pero el jueves por la noche se vieron durante demasiado tiempo demasiadas imágenes de grupos de gamberros quemando lo que les venía en gana en plazas y avenidas dejadas a su capricho. Tuvo que llegar la medianoche para que, después que lanzaran a la Policía toda clase de objetos, cohetes y un cóctel molotov, se iniciaran las cargas.

No hay proporcionalidad en la respuesta del Gobierno y sí violencia extrema en las calles y complicidad de las autoridades catalanas. Se dice que no hay que ceder ante las provocaciones para no darles argumentos y provocar una respuesta aún más violenta… Pero, ¿cuál es el límite?, ¿quién defiende la seguridad, libertad y bienes de los ciudadanos pacíficos, sean o no independentistas?, ¿quién paga los daños causados no solo en mobiliario urbano, sino en cancelaciones, pérdida de horas de trabajo o cierre forzado de establecimientos? No serán los gamberros o sus papás, en el caso de que sean insolventes, sino todos los contribuyentes de la odiada España. Nadie discute el derecho a la huelga y la manifestación, pero está claro que su ordenamiento no ha sido respetado ni tan siquiera por las manifestaciones pacíficas o la ilegal huelga general de ayer.

Este dejar hacer más o menos controlado, ante el que los vecinos están teniendo que encararse con los violentos, ha permitido que sus iguales opuestos se sumen a la fiesta. Desde muchos medios se llama a estos gamberros "fascistas", "nazis", "extrema derecha" e incluso, equivocándose o mintiendo, "defensores de la unidad de España", mientras que nunca califican de extrema izquierda o defensores de la ruptura de España a los otros. Al igual que tienden a quitar importancia al número y peligro de los antisistema de extrema izquierda, presentándolos como unos pocos entre una mayoría pacífica, y a inflar el de los de extrema derecha. Desde la Generalitat, las redes y algunos medios presuntamente de izquierdas se ha llegado a decir que la violencia la han desatado policías infiltrados para justificar la represión. ¿No les suena que las quemas de iglesias y el asesinato de Calvo Sotelo fueron urdidos por la derecha para justificar el golpe de estado del 36?

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