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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Prosigue la destrucción del patrimonio

Tras anunciarse la protección del regionalismo se van a derribar las casas de 1929 de Fray Isidoro de Sevilla

Digan lo que digan nuestros gobernantes municipales y autonómicos, en cuestión patrimonial les contradicen los hechos. Y estos son tozudos. Se van a derribar, informaba ayer el compañero Manuel Ruesga, los edificios regionalistas de viviendas construidos en 1929 que ocupan los números 2, 4 y 6 de la calle Fray Isidoro de Sevilla. A los jóvenes interesados por el patrimonio de la ciudad (cuatro gatos, ya lo sé) les sorprende la narración de los derribos de los años 60 y 70, incluidos tesoros regionalistas que, como el Café París de Aníbal González, fueron destruidos por cientos. ¿Fueron? No, lo siguen siendo. Se han dado casos en Nervión que, tras las oportunas denuncias de Adepa, se frenaron. Reciente está el de unas naves industriales de Aníbal González y ahora el de las viviendas de Fray Isidoro de Sevilla. Y eso que hace tres meses el Ayuntamiento anunciaba la protección de los edificios regionalistas.

El pasado 23 de mayo, en una jornada sobre el presente y el futuro de la arquitectura regionalista celebrada en el Colegio de Arquitectos, Adepa solicitó la inscripción de la arquitectura regionalista en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz por sus valores históricos y por constituir desde hace un siglo una de las señas de identidad de los sevillanos. En lo primero acierta, en lo segundo no. A la mayoría de los sevillanos les importa un pimiento. Y las autoridades, que no lo ignoran, actúan en consecuencia.

La reinvención regionalista de la ciudad en las tres primeras décadas del XX, criticada en su día por su carácter escenográfico y kitsch, fue rápidamente considerada imagen de la ciudad (mientras que 60 años después la calle Imagen -protegida, ojo, que lo de esta ciudad es de traca- sigue atragantándose a muchos). Y no se trata sólo de los sevillanos. Ha sido noticia internacional que los usuarios de la web TripAdvisor eligieran la Plaza de España como el segundo monumento del mundo y el primero europeo y nacional. Désele la importancia que se quiera a esta elección, con seguridad exagerada, pero no se exagere en sentido contrario devaluando la arquitectura historicista -cuya expresión sevillana y andaluza más potente fue el regionalismo- que los londinenses (Big Ben, Parlamento, Puente de la Torre), los franceses (Sacré Coeur) o los bávaros (castillos de Luis II) han convertido en símbolos. Siguen doblando las campanas por el patrimonio de Sevilla.

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