MEDIDA dolorosamente necesaria la de proteger al Señor con una mampara. Indudablemente hay que evitar riesgos y el corrido en una noche que no fue de cuchillos largos ni de cristales rotos, sino de alfilerazos en el corazón, fue tremendo. Aquella noche de domingo víspera del verano pudieron pasar más cosas de las muy terribles que pasaron y hace estupendamente la Junta que lidera Enrique Esquivias en ponerle vallas al campo. Ese trozo de madera que talló Juan de Mesa para aproximarnos a la imagen de Dios hecho hombre no puede estar al pairo de cualquier majareta o de un criminal, por lo que se hace bien en protegerlo. Ahora bien, el dolor viene también de la mano de lo conveniente, pues el sentido cercano que desde niños tuvimos del Señor va a ser menoscabado, que el roce estimula el cariño. Hay que ver la que formó el angelito que le puso la mano encima, hay que ver...