HACE casi diez años dejé de escribir la columna semanal que bajo el epígrafe A propósito publicaba en los diarios del Grupo Joly. En una década cambia todo y más en estos vertiginosos tiempos de tecnología cibernética y de información globalizada. A nivel personal, uno madura y, claro, observa las cosas con cierta distancia y menor vehemencia aunque sin perder la capacidad de asombro con lo que ocurre en esta España nuestra: una pésima educación que no fomenta la excelencia, un separatismo rampante, la pertinaz crisis económica con síntomas de mejoría, la nada ejemplar clase política que nos representa y unos presuntos regeneradores del país que podemos calificar como demagogos de salón.

Con este panorama, mi amigo Pepe Joly Martínez de Salazar, como ya hizo en 2002, me vuelve a enredar en este cometido de redactar un artículo semanal, labor que acepto gustoso a pesar de saber que supone una especie de servidumbre repleta de sinsabores ante el enigmático silencio del lector anónimo. Ahora consigno una dirección de correo electrónico con el fin de poder recibir las críticas e indicaciones que pueda merecer con la advertencia de que quizá me retrase en las contestaciones.

Durante estos años he seguido como notario de Sevilla siendo miembro de la Comisión de Consumidores del Consejo General del Notariado. También he colaborado con algunos artículos sueltos en este medio y, desde luego, sigo leyendo todo tipo de libros pero sin el empeño juvenil de terminarlos por sistema: si me resultan plúmbeos los tiro simbólicamente a la piscina, como se las gastaba Umbral.

Esta segunda etapa merece un nuevo título genérico. La faceta de discípulo del maestro Burgos me pide tomar un símbolo que delimite o envuelva al artículo pero Recuadro no hay más que uno. También podría aludir a algún monumento o mirador de Cádiz o Sevilla (mis ciudades del alma) pero al elegir siempre me quedaría tuerto, sin perspectiva. Al final, me decido por un epígrafe que revela algo de indecisión (valga el contrasentido): Por si acaso. Una constante vacilación ante cualquier posibilidad o contingencia, que es el mejor camino para alcanzar una relativa certeza semanal.

En definitiva, aviso de que los próximos viernes me tendrán en el faldón de esta página del Diario. Por si acaso.