Coge el dinero y corre

fede / durán

'Pudridero'

EL capitalismo que tolera y fomenta una creciente desigualdad social va en contra de sus propios intereses porque la desigualdad hace insostenible el sistema". La frase la acuña no un peligroso anarquista rastreado infructuosamente por la CIA sino Antonio Garrigues Walker, poco sospechoso de planteamientos extremos, e incide en la clave de cómo están las cosas hoy en Occidente, en EEUU, Alemania, Francia o la propia y muy representativa España. No es obligatorio cruzar el charco para constatar la creciente brecha entre ricos y pobres, muy en la línea del darwinismo alentado desde las capas altas de la sociedad. El 20% de los contribuyentes más ricos acapara el 44% de los ingresos declarados en 2012, según Gestha. Pero en el fondo ese número es una memez porque es normal que quien más gane también declare más ingresos. Al rasero tributario se superponen muchos otros (hoy dejamos de lado el agravio de las Sicav, herramienta por antonomasia del inversor rico, masajeado obscenamente por Hacienda sin importar quién sea el ministro).

A diferencia de Alemania, España alentó sucesivos incrementos salariales mientras duró la burbuja inmobiliaria. En realidad, tenía sentido porque el país partía de mucho más abajo, la irrupción del euro disparó los precios y había que equipararse en términos de poder adquisitivo a la Europa de primera división. El problema es que el español no es como el alemán, ahorrador empedernido, maestro de la sobriedad. El español se envalentona con el bolsillo lleno. Consecuencia: la deuda privada equivale hoy al 200% del PIB. Vale, el capitalismo no tiene la culpa de eso. Pero sí de aplicar una doble vara en función de quién arrastre la losa. Porque a la banca se le perdona todo, pero al contribuyente, salvo que acredite las suficientes dosis de sangre azul, absolutamente nada. Riesgo sistémico, llaman en este caso a la arbitrariedad.

La corrupción, adosada al fogón capitalista como a cualquier otro sistema (miren China), canta más cuanto mayor es la igualdad constitucionalmente proclamada. Porque a Fabra le caen cuatro años, a Matas le absuelven, las dietas de Barcina son una minucia y Duran ni se entera del caso Pallerols, pero un tartazo a un político cotiza a dos años y ofender a España a 30.000 euros.

Hay muchos más factores, a veces tan sutiles como la subida permanente e infinita de la luz, el agua y el gas, a veces tan burdos como las multas injustificadas (o las tasaciones, o las expropiaciones) y las privatizaciones, otras tan implacables como la institucionalización del parado de larga duración, el joven nini o el investigador exportable.

Johnny Ryan es el creador de Pudridero, cómic caleidoscópico de culto basado en la recreación de un mundo dominado por la ultraviolencia y el afán de supervivencia. A veces no es necesario acudir a sesudos ensayos o alambicadas exposiciones para describir al capitalismo cuando se deja llevar por las fuerzas del mal. A veces basta con trazar paralelismos más básicos (y de paso entretenidos).

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