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Rafael / Padilla

Puestos en suerte

SE veía venir. Les dije hace dos semanas que el estudio del BCE sobre la riqueza en Europa, en el que se afirmaba que los países del sur eran más ricos que los del norte, iba a provocar consecuencias demoledoras. El mejor ejemplo nos lo ha ofrecido una portada reciente de Der Spiegel: en ella se contempla a un paleto montado en un burro con las alforjas repletas de billetes y protegiéndose del sol con un paraguas con la bandera europea. Sorprende que en una publicación tradicionalmente defensora de la solidaridad se haya producido un cambio tan radical y tan repentino de línea editorial.

Y miren que el presunto estudio es poco fiable: a los reparos que entonces señalé, añado ahora que no se realizó contrastando números, sino como encuesta, con la discutible verdad que éstas proporcionan.

El daño, no obstante, está hecho. Se multiplican los titulares, sobre todo en medios germanos, que claman contra los estafadores del sur, podridos de corrupción, encantados de mantener su proverbial economía sumergida, habilidosos como nadie a la hora de desplumarlos. No extraña, pues, que acabe de nacer un partido -Alternativa por Alemania- que exige la salida de su país del euro. Ni que florezcan iniciativas airadas, como la establecer un impuesto sobre la riqueza (o sobre la vivienda) de los salvados, a satisfacer naturalmente por éstos, que asegure los fondos que han aportado los rescatadores.

Nada hay más fácil que identificar un culpable taimado para poder dar rienda suelta a la soberbia de quienes, sintiéndose superiores, sólo necesitan un dato -aun falso- para desembarazarse de su conciencia y arrasar a cuantos les estorban. El dato ya lo tienen y para lo que se les ocurra (la Europa de dos velocidades, el estallido del propio proyecto o vaya usted a saber qué) ya cuentan con un argumentario tranquilizador.

La misma Merkel, que reconoce los errores del documento, al tiempo, quizás porque su electorado aprieta, nos deja un aviso nítido: "se trata de que cada país sólo puede vivir de aquello que economiza". Ni crédito, ni deuda, ni gaitas. Ése es el futuro y el toro queda puesto en suerte.

En Europa, crisol forzado de culturas tan distintas, continúa siendo cierto aquello de que no conviene mezclar churras con merinas. Pero desoído el consejo, o establecemos bases sólidas y leales de entendimiento o desembocaremos en un fracaso histórico, ojalá que incruento, de efectos incalculables.

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