BREVIARIO

Alejandro V. Garcia

Ración de libertad

LO que ha ocurrido en Egipto, y antes en Túnez, no ha sido una revolución, sino algo más modesto, menos utópico y más práctico. Ha sido una rebelión, un levantamiento ciudadano contra el sátrapa, pero no para sustituir al dictador por un iluminado de signo contrario ni para canjear un régimen de hierro por otro de diamante, sino para recuperar el mínimo común de bienestar que corresponde a los ciudadanos en el prorrateo de las libertades. Los egipcios y los tunecinos no han necesitado un libro revolucionario que les marcara a compás y fuego las líneas maestras de la insurrección. Ha bastado con que dieran, en el momento justo y con la fuerza precisa, rienda suelta a su afán de lograr el cupo de aire y la ración de libertad que les pertenece. Y por eso han sido imparables y las dictaduras han sucumbido sin apenas resistencia. Y por eso, como dijo ayer Hillary Clinton, un tormenta perfecta amenaza ahora a todos los regímenes autocráticos del mundo árabe. Y ojalá se extendiera más allá, y los cubanos, por ejemplo, se alzaran con las manos desnudas y los ojos ardientes contra los Castro por el medio más eficaz, la rabia amasada durante años de penuria. A los egipcios no los mueve una utopía ni un ejército. Tampoco una doctrina. Sólo una aspiración de bienestar humana y por tanto mediocre, falible, a medida.

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